Los menores desalojados de un avión en Valencia desoyeron a las azafatas y manipularon chalecos y máscaras
El comandante solicitó la intervención de la Guardia Civil después de que los adolescentes judíos interrumpieran la demostración de seguridad de forma reiterada | Los avisos de los miembros de la tripulación no apaciguaron los ánimos
Ni apología del judaísmo ni conducta antisemita. El incidente protagonizado el pasado miércoles en el aeropuerto de Valencia por un grupo de menores judíos fue una chiquillada, una acción ingenua con falta de sensatez que desarboló la paciencia del piloto y la tripulación del vuelo VY-8166 (Valencia-París Orly).
Según el informe realizado por Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), el grupo de 47 pasajeros (entre menores y monitores) del avión de la compañía Vueling «manipuló también el material de emergencia de forma reiterada e interrumpió la demostración de seguridad» realizada por las azafatas.
Tras varios avisos por parte del copiloto y otros miembros de la tripulación para que prestaran atención a las recomendaciones, los adolescentes «se negaron a cesar en su conducta». Y ante la continuación del comportamiento inadecuado y el riesgo que suponía para la seguridad de la operación de despegue, el comandante decidió solicitar la intervención de la Guardia Civil para desalojar al grupo de pasajeros implicados, tal y como establece el protocolo de seguridad para estos casos.
Vueling ha afirmado este viernes en un comunicado que los menores expulsados manipularon chalecos y máscaras de oxígeno, lo que suponía «un alto riesgo para la aeronave, los pasajeros y la tripulación», e incluso intentaron retirar el cilindro de oxígeno de alta presión y desobedecieron repetidamente a la tripulación.
Con su comportamiento inadecuado, falta de sensatez y desobediencia, los menores infringieron el artículo 41 de la Ley 21/2003 de Seguridad Aérea, que obliga al pasajero a cumplir las normas de seguridad y a seguir las instrucciones de la tripulación destinadas a preservar el orden y la seguridad operacional. La aerolínea subraya en el comunicado que las tripulaciones deben intervenir ante una situación que pueda comprometer la seguridad del avión, tal y como hizo el comandante, un piloto que supera las 12.500 horas de vuelo.
Antes de despegar, la tripulación de cabina fue alertada de que los jóvenes manipulaban equipos de seguridad, y continuaron pese a «las advertencias cada vez más contundentes de la tripulación, que dejaron claras las posibles consecuencias», afirma Vueling.
La tripulación pidió asistencia e instrucciones a la cabina de mando y el primer oficial intervino, hablando con los jóvenes y con los adultos responsables, pero «el comportamiento persistió», por lo que el comandante activó el protocolo de seguridad «para salvaguardar la seguridad del resto de los pasajeros». Vueling señala que la compañía está integrada por más de 5.000 profesionales de más de 60 nacionalidades, y «el respeto a la diversidad es uno de sus valores fundamentales».
El informe interno de AENA, que ha sido elaborado con los datos facilitados por la tripulación de Vueling, califica de «altamente disruptiva» la actitud de los pasajeros desalojados. Tras el desembarque, el grupo continuó su comportamiento agresivo en la zona de la terminal. Algunos de los pasajeros llegaron incluso a enfrentarse a la Guardia Civil, por lo que los agentes que intervinieron tuvieron que reducir e inmovilizar a una monitora.
La mujer fue engrilletada para que dejara de empujar y lanzar patadas, y posteriormente los guardias civiles realizaron las correspondientes diligencias por los delitos de alteración del orden público y resistencia a un agente de la autoridad, aunque no detuvieron a ninguna persona.
La polémica que generó este asunto se avivó con la propagación de un vídeo en las redes sociales donde un guardia civil reduce en el aeropuerto de Manises a una monitora que integraba el grupo que protagonizó los desórdenes.
La repercusión mediática fue tal que suscitó incluso la reacción de miembros del Gobierno de Israel. El ministro de Diáspora y Combate del Antisemitismo, Amichai Chikli, se pronunció sobre los hechos a través de su perfil oficial de X, que cuenta con casi 200.000 seguidores.
Según Chikli, «la mujer que fue detenida y golpeada es la directora del campamento de verano de Kinneret» y «cincuenta niños judíos franceses, de entre 10 y 15 años, cantaban canciones hebreas en el avión».
Por su parte, la Guardia Civil de Valencia hace hincapié en referirse a los pasajeros por su nacionalidad francesa sin tener en cuenta su condición de fe. Los agentes del instituto armado identificaron a todos los mayores de edad que acompañaban a los menores, pero no arrestaron a ninguna persona.
La embajada israelí en España también se pronunció por los hechos acontecidos en el aeropuerto de Valencia, a través de sus redes sociales oficiales, para informar de que el Gobierno del Estado judío reaccionó para interesarse por los afectados.
«El Ministerio de Asuntos Exteriores y la Embajada de Israel en Madrid han mantenido contacto constante con las autoridades y las entidades implicadas en el aeropuerto de Valencia», asevera en un comunicado. Asimismo, la embajada israelí señala que una parte del grupo de menores implicado en el incidente ya ha llegado a su destino, y el resto de adolescentes cogieron otro vuelo.
«El Estado de Israel, el Ministerio de Asuntos Exteriores y las representaciones de Israel en el mundo continuarán trabajando y brindando asistencia a los israelíes y judíos en dificultades en cualquier lugar del mundo», finaliza el escrito.