Un juzgado de violencia machista asume el caso de Loli, la mujer enterrada bajo el pantalán
«Excavaron en mi huerto por si la había enterrado. Como no han podido demostrar nada, tengo la cabeza bien alta», afirma el otro investigado
Después de dimes y diretes por cuestión de competencias entre juzgados, que han retrasado la instrucción de la causa por el crimen de Loli Paul Sesé, la mujer desaparecida la Noche de San Juan de 2019 y cuyo fémur fue hallado en las obras del pantalán del Port de Sagunt en mayo de 2023, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Sagunt –el mixto uno– ha asumido por resolución de la Audiencia Provincial de Valencia el caso, al ser el principal investigado su pareja sentimental y existir antecedentes de malos tratos que ya había llevado precisamente este mismo juzgado.
Ahora la decisión de citar a los investigados por la desaparición y muerte de esta saguntina de 57 años ya no está en manos del Juzgado de Instrucción cinco de Sagunt y será un juez especializado en violencia machista el que determine si con los indicios que hay sobre la mesa, recabados por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional, es suficiente para llevar a juicio a Paco L. G., de 68 años, y Santiago P. R., de 73. Un tercer investigado, Ignacio Ll. P., alias Patachula, ya ha fallecido, como adelantó en exclusiva este periódico.
A estos indicios se suman ahora las declaraciones realizadas por el presunto homicida a LAS PROVINCIAS, quien desliza un episodio violento que ubica la Noche de San Juan y del cual no hay constancia policial, cuando según explica le pegó «un empujón a Loli y se dio un pescozón contra la pared».
Este periódico también ha localizado al otro investigado, dueño del huerto junto a Canet de Berenguer que fue peinado palmo a palmo con una excavadora y por agentes del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT) de la Policía Nacional en busca del cadáver de Loli, cuando todavía no se tenía constancia de que yacía en las proximidades del viejo pantalán del Port de Sagunt.
«Excavaron en el huerto, que me hicieron las patadas hechas polvo, por si la había matado y la había enterrado allí, y no encontraron nada», relata Santiago, quien se acogió a su derecho a no declarar posteriormente ante el juez por recomendación de su abogado, según explica. «Como no han podido demostrar nada, tengo la cabeza y la cara muy alta», afirma. De hecho, incluso bromea recordando el momento del registro. «Cuando sacaban una piedra de esas grandes les decía a los policías, pues si que tenía los huesos gordos la seca», indica de forma despectiva al referirse a Loli.
Relación con los otros dos investigados
En cuanto al Patachula, ya fallecido, solo tiene buenas palabras. «Nos hartábamos a reír, porque hacía muchas tonterías». «¿En qué cabeza cabe que lo relacionaran con eso? Si tenía las piernas cortadas, qué puede hacer ese muchacho con los hierros ahí, que le dabas con el dedo y se cae».
El investigado asegura que nunca ha tenido sexo con la víctima, a la que solo invitaba a cervezas «por lástima» y a la que veía frecuentemente con Paco, del que niega que fueran amigos. Sobre la relación entre ellos reconoce los malos tratos habituales del principal sospechoso con la que, según él, no era su pareja. «Cuando llegaba borracha, ella le insultaba y él le cascaba. Luego lo denunciaba, lo encerraban, lo soltaban, y detrás de una otra».