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El actor Ignacio Jordá. Pérez Meca/Europa Press

La Fiscalía pide cuatro años de cárcel para Nacho Vidal por el ritual mortal de sapo de bufo

La acusación pública solicita la misma condena para la prima del actor por un delito de homicidio imprudente al considerar probado que llamaron al 112 «veinte minutos después del desvanecimiento» de la víctima

Javier Martínez

Valencia

Martes, 28 de octubre 2025, 10:08

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El actor Ignacio Jordá, más conocido como Nacho Vidal, se enfrenta a una condena de cuatro años de cárcel por la muerte del fotógrafo José Luis Abad en un ritual de veneno de sapo bufo. La Fiscalía de Valencia pide la misma pena de prisión para una prima del actor, Verónica A. M., y acusa a los dos de un delito de homicidio imprudente por no llamar al 112 cuando la víctima se desvaneció tras sufrir una parada cardiorrespiratoria.

La acusación particular, que ejerce el abogado Javier Vilarrubí en representación de los hermanos de la víctima, solicita para los dos encausados cuatro años de prisión por el delito de homicidio imprudente y otros tres años de cárcel por un delito contra la salud pública.

El tercer implicado, Miguel Ángel C. A., un amigo del actor que se encargaba del mantenimiento de la casa, «ayudó a los otros dos inculpados a eliminar todo vestigio que pudiera incriminarlos», según Vilarrubí. Este hombre está acusado de un delito de encubrimiento, y la acusación particular pide una pena para él de tres años de cárcel.

Como ya informó LAS PROVINCIAS, los procesados por el ritual mortal de sapo bufo serán juzgados después de que la Audiencia Provincial de Valencia revocara el sobreseimiento provisional de la causa que acordó el Juzgado de Instrucción número 2 de Xàtiva, que posteriormente dictó el auto de procedimiento abreviado para la apertura de juicio.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, los inculpados llamaron al 112 «veinte minutos después del desvanecimiento» de la víctima tras aspirar la sustancia que el actor le puso en la boca, y tardaron tanto tiempo «a sabiendas del riesgo para la vida de José Luis Abad, que había dejado de respirar».

En cuanto a la responsabilidad civil, el Ministerio Público pide que los dos principales encausados paguen una indemnización de 20.000 euros, de forma conjunta y solidaria, a cada uno de los tres hermanos de la víctima.

Un ritual de droga y muerte

El ritual mortal tuvo lugar el 28 de julio de 2019 en la 'mansión Playboy', como llaman los vecinos de Enguera a la casa de Nacho Vidal. El fotógrafo José Luis Abad puso su vida en manos del actor porno y también lo incriminó, sin saberlo, cuando pidió aquel fatídico domingo que utilizaran su móvil iPhone para grabar el peligroso rito. El vídeo de 22 minutos y 30 segundos se convirtió en la principal prueba acusatoria del delito de homicidio imprudente que cometieron, presuntamente, Ignacio Jordá y los otros dos procesados.

La secuencia de fotogramas figura en el sumario y supone una prueba inalterable que permitió a la Guardia Civil de Xàtiva reconstruir los trágicos hechos y detener a los tres presuntos responsables de la muerte del fotógrafo.

Las imágenes que grabó la prima del actor son desgarradoras. El vídeo muestra con detalle cómo murió Abad tras inhalar durante cerca de 20 segundos la 'molécula de Dios', nombre por el que también se conoce al veneno de sapo bufo. Nacho Vidal puso la pipeta en la boca del fotógrafo tres veces y su ayudante amortiguó con sus brazos la caída.

Instantes después, la víctima comenzó a sufrir convulsiones y contorsionó sus brazos y pies. El trance no sorprendió al actor ni a sus dos ayudantes, que siguieron grabando y tocando un pandero y dos campanillas como parte del ritual, pero el pecho y la cabeza de la víctima se amorataron y Nacho Vidal le practicó las primeras maniobras de reanimación.

El rito de desintoxicación continuó pese a que el fotógrafo permaneció inmóvil mucho tiempo. Poco antes de que Verónica J. dejara de grabar, su primo acercó su cara a la nariz de la víctima para comprobar si respiraba. Aunque la situación era angustiosa y se rozaba la tragedia, todavía no llamaron al 112. El actor trató de reanimar otra vez al moribundo al insuflarle aire en sus pulmones con la respiración boca a boca. Tampoco reaccionó. Siguió inmóvil en el suelo con el torso desnudo.

Segundos después, Vidal pidió a su prima que dejara de grabar y le dijo que llamara al 112. El reloj marcaba las 11.04 horas, según consta en el sumario. El fotógrafo no abrió los ojos ni sus labios. Tras recibir el aviso de que un hombre había sufrido un infarto y no respiraba, un equipo del SAMU acudió con urgencia a la casa de Enguera.

Antes llegaron un guarda forestal y dos policías locales. Uno de los agentes se turnó con el actor en las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Sus esfuerzos fueron en vano. El médico certificó el fallecimiento sobre las once y media de la mañana. La prima del actor rompió a llorar. Verónica había sido la intermediaria en aquel ritual de droga y muerte.

La víctima era su amigo y le había pedido con insistencia inhalar el veneno de sapo bufo bajo el control de Nacho Vidal, que en aquella época hacía apología de esta sustancia alucinógena en vídeos que difundía en internet. Varias conversaciones de WhatsApp, que también figuran en el sumario, ponen de manifiesto los preparativos al recomendarle al fotógrafo que comiera pescado y verdura la semana previa a la sesión.

Tras visionar los 22 minutos y 30 segundos de grabación, el Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Xàtiva concluye en su informe que las tres personas investigadas actuaron con temeridad y grave desprecio a la vida. Los investigadores también sospechan que el actor compró la peligrosa sustancia alucinógena a través de internet –aunque él lo negó en su declaración–, y por eso habría cobrado 150 euros por la sesión, presuntamente, como asegura un amigo de la víctima.

Nacho Vidal y sus ayudantes no desvelaron la existencia del vídeo en julio de 2019 cuando fueron interrogados por la Guardia Civil. El actor solo facilitó a los investigadores las grabaciones de las cámaras de vigilancia de su casa. Declaró que el fotógrafo había fallecido tras inhalar la sustancia psicoactiva de color marrón y les mostró una bolsita con restos de la droga, pero no les informó que habían grabado el ritual con el móvil de la víctima.

Según Javier Vilarrubí, las tres personas que realizaron el ritual no colaboraron con la Guardia Civil. «Ocultaron la existencia del vídeo y recogieron las campanillas, la manta y el cojín para que nadie viera el altar», afirma el abogado.

Siete meses después, la hermana de la víctima descubrió las imágenes tras desbloquear el teléfono iPhone y las entregó a los investigadores. Era el 14 de febrero de 2020. La Guardia Civil de Xàtiva reabrió entonces el caso, y el 29 de mayo de ese mismo año, el actor y sus dos ayudantes fueron detenidos por un delito de homicidio imprudente.

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