El doble drama de la familia Planells de Paiporta: hija asesinada en plena juventud, padre víctima de la dana
Carolina fue acuchillada con 23 años junto a una amiga y su padre, que luchó por hacerle justicia, falleció al ser arrastrado por la barrancada del Poyo
El destino ha golpeado con fuerza a una familia de Paiporta. Francisco Planells es uno de los 229 fallecidos a consecuencia de la dana que el pasado 29 de octubre asoló Valencia ... . El vecino de Paiporta era un hombre muy conocido por su lucha para hacer justicia a su hija, la joven de 23 años Carolina Planells. Ella murió acuchillada años antes al ser atacada en la localidad junto a una amiga.
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Quince años separan ambas muertes. La última, la de Francisco, sobrevino cuando estaba junto a su familia en una casa de Picanya. Según la declaración judicial de sus familiares, el hombre, de 73 años, trató de proteger la planta baja del hogar cerrando la puerta del garaje, pero la fuerza del desbordamiento del Poyo lo arrastró y se le perdió el rastro. Poco después fue localizado sin vida.
El vecino de l'Horta Sud había dedicado toda su vida a trabajar como panadero. Fue padre de dos hijas, María José y Carolina, pero ésta última le fue cruelmente arrebatada por el asesinato de 2009. Superar semejante mazazo fue muy complicado para Francisco. Años después, ya jubilado, se sumó una enfermedad con la que lidiaba tras ser operado. Finalmente fue otra tragedia, la de la dana, la que puso fin a sus días.
El crimen de Carolina se produjo en la noche del 11 de enero de 2009. Mohamed A. conocía a la víctima y a su amiga Susana porque había frecuentado en varias ocasiones el bar que ambas regentaban en Paiporta. Según confesó el agresor tras su arresto, estaba obsesionado con la víctima. Decía que todo le llevaba a ella, que escuchaba voces que le impulsaban hacia Carolina y que ella tenía que ser para él. Tras el acoso continuo a las jóvenes, Mohamed había sido expulsado del local en varias ocasiones.
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Hasta que el dictado mental se transformó en tragedia. Según la sentencia que le condenó, emitida por la Audiencia de Valencia, el joven viajó de Murcia a Paiporta con la clara determinación de acabar con la vida de dos chicas. Al llegar a la ciudad compró un cuchillo de 32 centímetros de longitud y aguardó oculto tras una furgoneta a que cerraran el establecimiento.
Después, apareció de repente ante ellas y atacó a las dos amigas. Carolina Planells, de 23 años, murió al atravesarle el corazón una de las cuchilladas, mientras que su amiga Susana sobrevivió tras 16 días hospitalizada en estado crítico.
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La terrible pérdida de Carolina movió a su padre a encabezar, junto a la familia de Susana, protestas y movilizaciones en busca de las máximas penas contra la violencia machista. Los carteles con los rostros de Carolina y Susana inundaron las calles de Valencia y, entre multitudes, elevaron un sonoro 'basta ya'. Muchos vecinos de Paiporta apoyaron las movilizaciones en busca de justicia.
Sin embargo, el acusado fue declarado inimputable. La Audiencia de Valencia consideró probado que padecía un trastorno psicótico con ideas delirantes de perjuicio y místico-religiosas. Su trastorno mental le permitió eludir la prisión y, como es habitual en estos casos, la pena fue un internamiento de 33 años en el hospital psiquiátrico penitenciario de Fontcalent. Sus primeros permisos se produjeron en 2017, apenas ocho años después del doble asesinato, el consumado por la muerte de Carolina y la tentativa en el caso de Susana.
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Paiporta no olvida a Francisco. Ni tampoco a su hija. Ella, Carolina Planells, da nombre a los premios de narrativa corta contra la violencia de género que cada año promueve el ayuntamiento. De hecho, está a punto de cerrarse el plazo de presentación de trabajos para su XVIII edición, con una dotación de 400 euros para la categoría juvenil y de 600 para la de adultos.
El recuerdo de Vicente Ibor
El abogado Vicente Ibor era el alcalde de Paiporta cuando se produjo el crimen de Carolina Planells. «Me ocasionó un escalofrío y una tristeza inmensa comprobar que entre las víctimas de la riada del 29 de octubre estaba Paco», destaca en declaraciones a LAS PROVINCIAS.
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Ibor recuerda a este vecino como «un luchador» y reflexiona: «Nadie puede ser capaz de imaginar lo que unos padres pueden sufrir cuando la vida de su hija es arrebatada por un asesino por el mero hecho de ser una mujer y no ceder a una obsesión».
Sin embargo, «fue capaz de sobreponerse y de apoyar con su presencia, año tras año, el homenaje que humildemente el ayuntamiento pretendía hacer a su hija y que a su vez servía para concienciar a la sociedad de la lacra que esta violencia injustificada y cruel significa para muchas personas», un certamen que ha seguido al margen de cambios en el signo político del gobierno local.
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Para Ibor, la mayor catástrofe de Valencia «nos ha arrebatado a un hombre bueno, y los que le conocíamos padecemos por esta pérdida que remueve nuestras consciencias al ver cómo tanto sufrimiento puede coincidir en tan pocas personas». Y concluye el letrado: «Nuestro corazón y nuestras oraciones ya estaban con Carolina Placo y ahora están con Paco y con todos nuestros vecinos que tan injustamente han perdido su vida absurdamente. El tiempo pondrá las cosas en su sitio y estoy convencido que de una forma u otra se hará justicia. Descanse en paz».
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