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El acusado de matar a un hombre en Gandia, junto a la intérprete, escucha el veredicto del jurado. I. Cabanes

Culpable de homicidio pese a la excusa del supuesto canibalismo de la víctima

El jurado considera probado que un sintecho mató a otro en Gandia golpeándole con una maza en la cabeza y que da igual el motivo de la discusión

Ignacio Cabanes

Valencia

Jueves, 27 de noviembre 2025, 00:14

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La excusa de la posible legítima defensa esgrimida por el acusado de matar a golpes con una maza a un sintecho en Gandia, quien alegó que su víctima se abalanzó sobre él con un cuchillo, cuando ambos estaban bebiendo, para arrancarle el hígado porque dicho órgano humano es «lo mejor para acompañar el vodka», no ha convencido a los miembros del jurado popular. Así, lo han declarado culpable del homicidio de Oleksandr Pinchuk, de 51 años y origen ucraniano, al considerar que le golpeó con el «ánimo de acabar con su vida o al menos aceptando la posibilidad de que tal desenlace se produjera», como sostenía el Ministerio Fiscal, que solicita trece años de cárcel para Andrejs T., de 57 años y origen ruso.

Da igual los motivos por los que se iniciara la discusión entre ambos hombres, dos sintecho que se acababan de conocer ese mismo día y que llevaban horas bebiendo junto a una tienda de campaña en una zona de campos próxima al campus de Gandia de la Universitat Politècnica de València (UPV). El jurado considera probado que hubo una desproporción de fuerzas entre agresor y víctima, el primero armado con una pesada maza, con mango de madera y cabeza de hierro, y el otro desarmado, con la única defensa de sus brazos. Por ello se acredita la agravante de abuso de superioridad.

Asimismo, el tribunal popular también declara como hecho probado que el acusado había bebido y dicho consumo de alcohol afectaba ligeramente sus capacidades cognitivas y volitivas, como ya recogía el fiscal en su escrito. De ahí, que se contemple la circunstancia atenuante analógica de embriaguez.

El crimen se produjo sobre las doce de la noche del día 21 de mayo de 2024 cuando el ahora declarado culpable, sin antecedentes penales y en situación legal en España, se encontraba en un descampado junto a la Sequia de Vir de Gandia, en compañía de Oleksandr Pinchuk. Por motivos que solo víctima y acusado saben, pero en todo caso intrascendentes jurídicamente, ambos se enzarzan en una discusión durante la cual el procesado cogió una maza y comenzó a propinarle golpes con la misma en las costillas y la cabeza.

«Lo habría descuartizado»

Andrejs T. alegó en la vista oral que actuó en legítima defensa y que no tenía intención de matarlo. Según su versión, Oleksandr le atacó con un cuchillo después de insinuar que se quería comer su hígado. No obstante, el cuchillo intervenido por la Policía Nacional –y que el acusado no reconoció– no servía ni para pelar fruta. Además, en el parte de lesiones que presentaba el detenido, este apenas tenía un corte en la mano, unos arañazos en la pierna y un golpe en el pómulo. Ninguna marca en el cuello (según él se lo clavó), ni dicho pequeño cuchillo tenía restos de sangre. En cambio, su víctima murió tras recibir 16 golpes en el costado y la cabeza, cerca de la mitad de ellos concentrados en el cráneo.

La defensa del acusado se amparaba en el hecho de que este hubiera acudido a pedir ayuda posteriormente a los vigilantes de la universidad próxima. El jurado entiende que ello no le exime de responsabilidad y que tampoco fue apresuradamente. De hecho, iba tambaleándose producto del exceso de bebidas alcohólicas, lo que sí que le servirá para que se aprecie la atenuante de haber actuado influenciado levemente por el alcohol.

En su último turno de palabra el acusado volvió a insistir en que el fallecido portaba un cuchillo mucho más grande que el que se mostró en sala, e incluso que parte de los golpes que presentaba se los dio con los puños y no con la maza, hecho totalmente descartado por los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Valencia que realizaron la autopsia al cadáver.

De igual modo, para remarcar que no tenía intención de matarlo, el acusado se justificó diciendo que si lo hubiera querido matar «lo habría descuartizado» para deshacerse del cadáver, «y no me habría ido a pedir ayuda». Y que se habría deshecho del teléfono móvil de su víctima subiéndolo a un tren para que no lo encontraran. Seguramente lo que habría hecho de no estar bajo los efectos del alcohol.

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