Condenados por un intento de asesinato a tiros en el Cabanyal
El autor material de los disparos acepta siete años de prisión y su cómplice tres años por colaborar en la «encerrona»
El intento de asesinato a tiros en octubre de 2023 de un hombre en una casa de la calle Progreso, en el valenciano barrio del Cabanyal, que obligó a movilizar al Grupo de Operativos Especiales (GOES) de la Policía Nacional al creer que el autor del tiroteo podía permanecer atrincherado en el interior, se ha saldado finalmente con dos condenados. Tanto el autor material de los disparos, que deberá cumplir siete años de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentativa, como su cómplice, condenado a tres años al considerar probado que participó en la «encerrona» a la víctima, en el domicilio donde él residía, tras abrirle la puerta al agresor, armado con una escopeta de cañones recortados, pero desconociendo el uso que iba a hacer del arma de fuego.
En el inmueble se encontraban dos mujeres, quienes no han podido prestar declaración como testigos al encontrarse en paradero desconocido. Ello no ha impedido que la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia condene a ambos acusados por este crimen frustrado en el que la víctima, un hombre de 40 años, resultó gravemente herido en el abdomen, con el pulmón y el riñón afectados. Lesiones por las que tardó en sanar 131 días y que le han dejado numerosas secuelas.
Sobre el móvil de este intento de asesinato, una vez más es irrelevante para la justicia. Algunos testigos apuntaron discusiones entre la víctima y el ahora condenado por los disparos por cuestiones relacionadas con las drogas, el principal acusado manifestó que estaba siendo extorsionado por su víctima y el otro coacusado atribuye la enemistad entre ambos a rencillas por una mujer. La sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia no entra a valorar los motivos que le llevaron esa madrugada del 18 de octubre de 2023 a A. S. F. a intentar asesinar a J. A. de dos disparos, pero no tiene dudas respecto a su autoría y a la nula posibilidad de defensa de la víctima, de ahí que se aprecie alevosía y por lo tanto una tentativa de asesinato.
El propio condenado como autor material reconoció los hechos en el juicio e incriminó al otro acusado. Este por su parte, que pidió declarar al final de la vista oral, sostiene que le dejó entrar en su casa porque no sabía a lo que iba y que cuando vio el arma no pudo detenerlo. Así, alegó que el autor de los disparos lo incrimina porque él fue a la policía de forma voluntaria y les contó quien había intentado matar a su amigo, en presencia de otras dos mujeres que había en la casa, mientras estaban consumiendo droga en el inmueble.
Según los hechos probados, A.S.F., en concierto con E.C.R., organizó una «encerrona» a su víctima. Aunque el segundo desconocía exactamente qué iba a hacer el ahora condenado como autor de los disparos, «mostró una actitud colaborativa, ayudando a este a alcanzar su objetivo», existiendo por lo tanto un acuerdo entre autor y cómplice.
Cuando llamó al timbre de la puerta, el condenado como cómplice le abrió, dejándole pasar hasta el interior de la vivienda. Así, avanzó por el pasillo con la escopeta y se acercó a su objetivo, realizando un primer disparo a corta distancia y de frente, que no llegó a impactarle. «¿Pero qué haces?», le espetó su cómplice. Las dos mujeres que estaban en la casa se escondieron debajo de una mesa y la víctima fue a esconderse al cuarto de baño. Su agresor le siguió y se dirigió hacia él para realizar un segundo disparo a boca jarro que le alcanzó el tórax y abdomen. Posteriormente, le propinó con la culata de la escopeta un golpe muy violento en la boca. Y huyó de la vivienda. Al igual que las otras tres personas presentes, que abandonaron el domicilio, dejando al herido medio muerto tendido en la acera de la calle.
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