Las tres frases que los abuelos «no deberían decirle a sus nietos», según los expertos
Un comentario aparentemente inocente puede sembrar inseguridades o debilitar la confianza
Los abuelos son figuras clave en el desarrollo emocional de los más pequeños. Su experiencia, ternura y paciencia los convierten en pilares afectivos fundamentales dentro del entorno familiar. Sin embargo, incluso con la mejor de las intenciones, hay frases que pueden dañar esa relación tan especial que los une a sus nietos. Y no siempre se trata de palabras duras o críticas directas. A veces, un comentario aparentemente inocente puede sembrar inseguridades o debilitar la confianza. Por este motivo, varios psicólogos especializados en infancia han querido advertir sobre expresiones que, aunque frecuentes, sería mejor evitar.
«Las palabras tienen un enorme impacto en cómo los niños se perciben a sí mismos y en sus relaciones con los adultos», explica la psicóloga pediátrica Ann Louise Lockhart. A su juicio, para que la relación entre abuelos y nietos sea «lo más sana y satisfactoria posible», conviene «estar atentos a las palabras que utilizan, no solo en vacaciones, sino también durante todo el año».
Según Lockhart y otros expertos consultados, estas son tres de las frases que conviene desterrar del vocabulario de los abuelos, por el bienestar de los niños.
«No se lo digas a tus padres»
Puede sonar a broma o a guiño cómplice, pero según los especialistas, este tipo de comentarios minan la autoridad de los progenitores y pueden sembrar confusión en los más pequeños. La psicóloga Zainab Delawalla subraya que aunque se trate de detalles sin aparente importancia —como dejarles más tiempo frente a las pantallas o permitirles comer algún capricho—, el mensaje que se transmite es perjudicial.
«Esto podría hacer que el niño se acostumbre a la idea de que algunas cosas deben permanecer ocultas, incluso a sus padres», advierte Delawalla. Y eso puede volverse en contra en situaciones más graves, como el acoso escolar. «Esta lógica del secretismo podría impedir que el niño pida ayuda», añade. La experta recomienda cambiar el enfoque con una frase como: «Me gustaría complacerte, pero primero hablaré con tus padres».
Comentarios sobre el cuerpo o el peso
Frases como «Has crecido… ¿no has engordado un poco?» pueden parecer inocuas o incluso cariñosas, pero tienen un efecto duradero. «Son comentarios que pueden tener un impacto en su autoestima, y que los niños que han crecido nunca olvidan», alerta Ann Louise Lockhart.
La psicóloga advierte contra cualquier mención que relacione el aspecto físico con la valía personal: «Comparar a un niño con sus hermanos, notar un cambio en su figura o mencionar su talla de ropa refuerza la idea de que la apariencia es más importante que todo lo demás». En su lugar, aconseja centrarse en lo que verdaderamente importa: «Es mejor hacer preguntas abiertas, por ejemplo, sobre sus pasiones o proyectos, ya que ayuda a fomentar una conexión más profunda y gratificante».
«Has comido mucho» o «¡Comiste más que yo!»
La tercera expresión a evitar tiene que ver con los hábitos alimentarios. Según la psicoterapeuta Andrea Dorn, este tipo de comentarios —ya sean elogios, críticas o simples observaciones— pueden distorsionar la relación natural del niño con la comida. «Los comentarios sobre los hábitos alimentarios de los niños deben evitarse. Puesto que podrían generar vergüenza, confusión o crear una relación desequilibrada con la comida», advierte.
Dorn recuerda que ya sea elogiar a un niño por terminar su plato o expresar sorpresa porque apenas ha comido, «estos comentarios pueden distraerlo de sus sentimientos internos de hambre y saciedad, que son esenciales y que se desarrollan durante la infancia». En estos casos, lo más recomendable es el silencio. Pero si se quiere decir algo, lo mejor sería optar por expresiones del tipo: «Sabes, es mejor escuchar a tu cuerpo» o dar ejemplo diciendo: «Ya he comido suficiente, voy a parar».
En definitiva, los abuelos, con su experiencia y amor, pueden reforzar el desarrollo emocional y la autoestima de sus nietos. Pero, como recuerdan los expertos, también es importante cuidar el lenguaje y mantenerse atentos a lo que se dice.
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