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Saber cuál es la mejor forma de adelgazar es uno de los objetivos de muchas personas cuando el verano parece estar a la vuelta de la esquina. Son mucho quienes intentan bajar de peso rápido después de haber pasado meses sin llevar una rutina saludable, lo cual es un error que suele llevar a una mala relación con la comida y frustración al darse cuenta de que muchos productos o fórmulas que el marketing vende como 'milagrosas' no son suficientes para unos resultados reales.
Entre las múltiples dietas que existen para conseguir adelgazar, una de las que más popular se ha vuelto es el ayuno intermitente, que consiste en pasar una ventana de horas sin consumir comida o bebidas calóricas. Otras como los tés e infusiones o el café solo, sin añadir azúcar o miel, también son buenas opciones para tomar algo durante el periodo de ayuno. No obstante, no todo el mundo es capaz de estar tanto tiempo sin ingerir nada o prefieren otras fórmulas aunque tarden más en ver los resultados.
Sin embargo, según un nuevo estudio de la Universidad de Surrey (Reino Unido), basta con un pequeño cambio en la dieta para obtener beneficios metabólicos similares al ayuno intermitente, sin necesidad de una reducción calórica drástica: basta con la mera restricción de la ingesta de carbohidratos en tu día a día, siempre dentro de unos parámetros saludables y teniendo claro que son fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo.
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En la investigación, participantes de entre 20 y 65 años con sobrepeso u obesidad siguieron tres planes de dieta diferentes durante un día: una dieta normal de carbohidratos, una dieta baja en carbohidratos con una ingesta calórica equilibrada y una dieta baja en carbohidratos con una restricción calórica significativa.
Los investigadores descubrieron que ambas dietas bajas en carbohidratos, independientemente de la reducción calórica, producían mejoras en los marcadores metabólicos de los participantes, así como una mejor gestión de una comida rica en grasas, incluida la reducción de los niveles de triglicéridos -un tipo de grasa en la sangre que puede provocar enfermedades cardiacas- y un cambio hacia la quema de grasas para obtener energía.
«Descubrimos que simplemente restringiendo los carbohidratos, sin soportar una restricción calórica extrema, podemos cosechar los efectos metabólicos asociados con el ayuno a corto plazo -explica el doctor Adam Collins, coautor del estudio y profesor asociado de Nutrición en la Universidad de Surrey-. Esto sugiere que reducir periódicamente nuestra ingesta de carbohidratos podría ser una forma más accesible y sostenible para que las personas controlen y mejoren su salud metabólica».
El estudio, publicado en el 'European Journal of Nutrition', también destaca que, aunque los participantes experimentaron un aumento del hambre en los días de bajo consumo de carbohidratos, esto no se tradujo en un aumento de la ingesta de alimentos en los dos días siguientes.
Esto sugiere que el organismo puede adaptarse a la ingesta reducida de carbohidratos, lo que podría facilitar el cumplimiento de esta dieta a largo plazo.
El doctor Collins resalta que esta investigación «ofrece una nueva y prometedora perspectiva sobre las intervenciones dietéticas para la salud metabólica y podría repercutir en el control de afecciones como la diabetes de tipo 2, las cardiopatías y la obesidad».
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