Esta es la manera adecuada de interpretar las analíticas de colesterol, según el cardiólogo José Abellán
Conservar niveles adecuados de colesterol está vinculado a una mejor salud del corazón y a una reducción del riesgo de sufrir un infarto
La lectura de una analítica de colesterol requiere algo más que fijarse en una única cifra. Así lo detalla el cardiólogo José Abellán, especialista en el Hospital Universitario Santa Lucía de Cartagena y conocido divulgador sanitario en redes sociales, donde combina información médica con herramientas visuales para explicar cuestiones complejas de forma clara. En uno de sus contenidos recientes, aborda cómo interpretar correctamente los resultados de colesterol, una sustancia clave a la hora de evaluar el riesgo cardiovascular.
Para comenzar, Abellán recuerda que el colesterol no circula libremente por la sangre, sino que necesita de transportadores. Los principales son el LDL y el HDL. El primero está directamente vinculado con enfermedades cardiovasculares, mientras que el segundo no se relaciona con este tipo de patologías.
Aunque el colesterol total suele ser el primer valor que aparece reflejado en los análisis, el cardiólogo asegura que no nos dice mucho, ya que no distingue entre los distintos tipos de colesterol. En cualquier caso, recomienda que esta cifra se mantenga por debajo de 155, aunque no se considera preocupante mientras no supere los 200 miligramos por decilitro.
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El foco principal, insiste, debe ponerse en el colesterol LDL, considerado el más dañino por su estrecha relación con infartos e ictus. Aunque el rango de referencia va de 116 a 55, Abellán sostiene que lo ideal sería «mantenerlo toda la vida por debajo de 70».
Respecto al HDL, comúnmente conocido como colesterol 'bueno', no tiene relación directa con los infartos, pero sí ofrece pistas sobre los hábitos de vida. En este caso, lo deseable es que esté por encima de 50 en mujeres y de 45 en hombres, lo que indicaría un estilo de vida saludable.
Otro parámetro al que prestar atención es el colesterol no HDL, que agrupa todas las partículas de colesterol que no viajan a través de HDL y que sí se relacionan con el riesgo cardiovascular. Según Abellán, este valor debe ajustarse al perfil de cada paciente, pero generalmente se considera aceptable mantenerlo en torno a 85 y, como máximo, por debajo de 130.
Más allá de estos marcadores tradicionales, el cardiólogo destaca la importancia de la ApoB, una proteína presente en los transportadores de colesterol que permite estimar cuántas partículas potencialmente dañinas circulan por la sangre. Su recomendación es clara: debería situarse en torno a 65 o, como mínimo, por debajo de 100, dependiendo del riesgo de cada persona.
Por último, Abellán llama la atención sobre la lipoproteína(a), una variante genética del colesterol cuya presencia elevada también puede aumentar la probabilidad de sufrir eventos cardiovasculares. Recomienda analizarla «al menos una vez en la vida» y mantenerla por debajo de 50. «Ya tienes todo lo que necesitas para valorar tu colesterol y la salud de tu corazón», concluye.
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