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Los riñones son los grandes depuradores del cuerpo humano. Cada día filtran unos 180 litros de sangre para eliminar toxinas, residuos y exceso de líquidos que el organismo no necesita. A pesar de su importancia, no siempre reciben la atención que merecen, y solo nos acordamos de ellos cuando aparece alguna molestia o patología. La buena noticia es que existen formas simples y efectivas de cuidarlos antes de que den señales de alerta.
Mantener los riñones en buen estado no implica seguir una dieta extrema o recurrir a costosos suplementos milagro. Basta con adoptar ciertos hábitos cotidianos que favorezcan su función depurativa y reduzcan la carga de trabajo de estos órganos. Desde la hidratación hasta el tipo de alimentos que consumimos, todo influye en la salud renal. A continuación, repasamos cuatro recomendaciones clave, basadas en datos médicos reales y consejos de expertos, para limpiar y fortalecer los riñones de forma natural.
Beber suficiente agua es esencial para que los riñones funcionen correctamente. El agua ayuda a eliminar toxinas y residuos a través de la orina, previniendo la formación de cálculos renales. Se recomienda consumir al menos dos litros de agua al día, ajustando la cantidad según la actividad física y las condiciones climáticas. Además, infusiones de hierbas como el perejil, diente de león o cola de caballo pueden complementar la hidratación y favorecer la salud renal .
Una alimentación saludable es fundamental para mantener los riñones en buen estado. Reducir el consumo de sal ayuda a controlar la presión arterial, un factor clave en la prevención de enfermedades renales. Incorporar frutas y verduras ricas en antioxidantes, como los arándanos, puede proteger los riñones del daño oxidativo. Además, alimentos como la cebolla, gracias a su contenido en quercetina, ofrecen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes beneficiosas para la salud renal.
Mantener un peso saludable y realizar actividad física regularmente ayuda a reducir el riesgo de enfermedades renales. El ejercicio mejora la circulación sanguínea y ayuda a controlar la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre, factores que, si no se gestionan adecuadamente, pueden dañar los riñones.
El consumo de tabaco y alcohol puede afectar negativamente la función renal. Además, el uso indiscriminado de medicamentos, especialmente analgésicos y antiinflamatorios no esteroides, puede dañar los riñones a largo plazo. Es importante utilizar medicamentos solo bajo prescripción médica y evitar la automedicación.
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