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Un grupo de adolescentes, en una clase de gimnasia.

El 81% de los adolescentes no alcanza la hora diaria de actividad física necesaria para estar sano

La OMS analiza los hábitos de 1,6 millones de menores de entre 11 y 17 años de 146 países para concluir que el sedentarismo no mejora y amenaza la salud de toda una generación si no se adoptan políticas globales

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Viernes, 22 de noviembre 2019, 00:30

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Por su escaso peso entre las asignaturas en la escuela, por su nulo encaje en los hábitos familiares o porque las preferencias de ocio personal están dominadas por unas pantallas que atan al sofá. Por distintas razones, los adolescentes del mundo no se mueven lo suficiente. Y a pesar de que la voz de alarma haya sido alzada en multitud de ocasiones por organismos nacionales e internacionales, los hábitos no mejoran. Es más, ya tienen cambiar mucho para que en el año 2030 se alcance el objetivo marcado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para llevar una vida saludable. Esto es: un mínimo de una hora de ejercicio diario.

Esta es la conclusión a la que llega un estudio publicado en la revista de referncia en investigación médicaThe Lancet Child and Adolscent Health, realizado por científicos de la OMS, en el que son analizados los hábitos de 1,6 millones de niños de entre 11 y 17 años de 146 países de todo el mundo. La conclusión es nefasta: el 81% de los estudiantes no cumple con la recomendación de ejercitarse un mínimo de una hora cada día.

Entre países, el porcentaje de población en esta franja de edad que adolece de suficiente actividad física varía del 71,7% al 92,7%. De ahí que la media arroje un dato tan malo. En el ranking que realizan los científicos de la OMS, España está entre los países donde el problema no es tan acusado. Está situada en el número 15, con un porcentaje de niños sedentarios del 79,1. Lejos queda de los países con peores realidades como Corea del Norte, Filipinas o Camboya.

Los datos esconden además otra realidad que preocupa a los expertos: el sedentarismo afecta a más niñas que niños. La media del 81%, si se tiene en cuenta el género, sale de un 85% de niñas que no se ejercitan lo suficiente cada día, frente un 78% de los niños. Entre países existen diferencias, pero son pocas. La tónica es general. Además, la brecha de género ha crecido entre los años analizados en el estudio, de 2001 a 2016. Para los niños ha mejorado ligeramente la tasa de sedentarismo, mientras que en las niñas el dato se estanca. En 27 países de todos los analizados, el 90% o más de las niñas no alcanzaron niveles suficientes de actividad, mientras que este fue el caso de solo dos países para los niños.

La actividad física diaria suficiente es fundamental para la salud. La actual y la futura. De ahí que los expertos se declaren alarmados por estos porcentajes «extremadamente altos» de jóvenes que no cumplen con la citada recomendación de la OMS. El sedentarismo tiene consecuencias a medio plazo muy dañinas para el organismo: provoca obesidad, diabetes tipo II, debilita las funciones cardiovasculares e, incluso, puede llevar a la persona a sufrir depresión. Y en esta lista no está todo. «También hay más pruebas de que la actividad física tiene un impacto positivo en el desarrollo cognitivo y la socialización. Y la evidencia científica sugiere que muchos de estos beneficios continúan hasta la edad adulta», explican los autores del estudio.

«Se necestita más deportes y juegos activos, así como proporcionar entornos seguros para que los jóvenes puedan caminar y andar en bicicleta de forma independiente»

Fiona Bull

Sobre las consecuencias de la tendencia sedentaria de la sociedad, constatada en este último estudio, la OMS advierte que la población no percibe el riesgo real al que nos exponemos. «La falta de ejercicio global podría tener profundos efectos en la salud humana. Estos efectos y cómo evolucionan son muy relevantes sobre todo porque la inactividad física es el cuarto factor de riesgo de muerte prematura en todo el mundo», advierten.

El ejercicio físico al que se refieren los investigadores que realizaron el estudio a través de encuestas escolares (no se utilizaron otros dispositivos de medición) no se refiere a niveles de élite. Muy al contrario, en su evaluación incluyeron el juego activo -un pilla-pilla en el recreo-, deportes recreativos -un partido de fútbol-, las tareas domésticas que requieran un poco de esfuerzo, caminar, andar en bici u otro tipo de desplazamiento activo, la asignatura de educación física en el colegio u otras actividades en las que el ejercicio está planificado -una extraescolar de baile, por ejemplo-.

«Se necesita una acción política urgente para aumentar la actividad física, particularmente para promover y retener la participación de las niñas y evitar que se perpetúen las diferencias»

Regina Guthold

Aún así, los resultados son preocupantes. «Los niveles de actividad física insuficiente en los adolescentes continúan siendo extremadamente altos, comprometiendo su salud actual y futura», dice. Por ello, «ahora se necesita una acción política urgente para aumentar la actividad física, particularmente para promover y retener la participación de las niñas en la actividad física», dice la autora del estudio, Regina Guthold, de la OMS.  Sobre esto último, los autores del estudio insisten en que la acción política debe identificar las causas del sedentarismo (sociales, económicas, culturales, tecnológicos o ambientales) que pueden «perpetuar diferencias entre los niños y las niñas».

La doctora Fiona Bull, por su parte, pide que se les brinde la oportunidad de hacer realidad su derecho a a la salud física y mental y al bienestar. Y enumeran una serie de propuestas: «La alfabetización física, más deportes, juegos activos, oportunidades de recreación, así como proporcionar entornos seguros para que los jóvenes puedan caminar y andar en bicicleta de forma independiente». De ahí que remarquen que en las soluciones deben participar todos los sectores: desde las escuelas, a las familias, pasando por los planificadores urbanos y los líderes de las comunidades. «Hay que alentar a los responsables políticos y a las partes interesadas a actuar ahora por la salud de la actual y de las futuras generaciones», concluyen.

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