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La escasez de vivienda asequible en las grandes ciudades, la despoblación de las zonas rurales y la creciente desigualdad territorial en materia de empleo y servicios son algunos de los grandes retos sociales y urbanísticos que afronta hoy España. Aunque la mayoría de estos fenómenos se analizan como consecuencias del siglo XXI, lo cierto es que ya fueron anticipados por el arquitecto catalán Ricardo Bofill hace cuatro décadas, durante una entrevista en el histórico programa 'Estudio Abierto', presentado por José María Íñigo.
Las declaraciones, emitidas en 1985, han resurgido recientemente en redes sociales, donde numerosos usuarios han recuperado ese fragmento de archivo con asombro. Y no es para menos: la visión que Bofill ofrecía entonces sobre cómo deberían organizarse las ciudades españolas en el futuro resulta hoy más vigente que nunca.
Durante aquella entrevista, el periodista bilbaíno le preguntaba directamente: «¿Dónde y cómo le gustaría a Ricardo Bofill que viviéramos los españoles, por ejemplo?» A lo que el arquitecto respondía: «Bueno, yo creo que tenemos un problema de comunicación y que tenemos todavía un problema de infraestructuras. Que hay carreteras por hacer y que hay que comunicar todos los pueblos de este país».
Para Bofill, el desarrollo urbanístico no debía centrarse en expandir las grandes urbes, sino en mejorar su conexión con el resto del territorio: «Yo creo que las ciudades no tienen que crecer más en este momento. Que lo que hay que hacer es comunicarlas mejor entre ellas, informatizarlas. La posibilidad de la informatización es importante porque hace que se pueda vivir en los pueblos y que se pueda llegar a vivir en los pueblos mejor, quizás, de como se vive en las grandes ciudades. Esta será la novedad del siglo XXI», afirmaba.
Sus palabras, pronunciadas en un contexto muy diferente al actual, anticipaban con precisión cuestiones que hoy centran los debates sobre el modelo territorial: la necesidad de mejorar infraestructuras, fomentar el equilibrio demográfico y aprovechar las nuevas tecnologías para descentralizar la vida laboral y personal.
Cuarenta años después, con el auge del teletrabajo, la implantación progresiva de los nómadas digitales, el abandono de pequeñas localidades y las dificultades de los jóvenes para acceder a una vivienda en los centros urbanos, el mensaje de Bofill vuelve a resonar como una llamada de atención. No solo por lo acertado de su diagnóstico, sino también por lo mucho que queda por hacer para que esa visión de país cohesionado y bien comunicado se haga realidad.
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