Los jóvenes que descubren el talento oculto en la moda valenciana

De aquí nació Thrifted Saturdays Club, «un colectivo que organiza encuentros para unir tiendas locales de ropa vintage y diseñadores emergentes valencianos con la gente de la ciudad», cuentan. No pretenden ser un market, ni una empresa que organice eventos, sino más bien un punto de encuentro, una plataforma de confianza para la gente creativa. Han logrado convertirse en un atractivo para este nicho de personas que andan siempre en la búsqueda de propuestas nuevas y frescas en su querida Valencia, todos aquellos que siempre se preguntan lo mismo: ¿donde está la gente guay de la ciudad? «Valencia es una fábrica de talento, un hub de gente creativa, pero faltan proyectos y falta apoyo», confiesan. En sus palabras se puede escuchar el cariño por esta ciudad y un grito de esperanza por poder seguir construyendo esa comunidad. Por eso, cada encuentro de Thrifted Saturdays Club es una excusa para celebrar lo local.

En anteriores ediciones han juntado ya a firmas como Boira Glass, en espacios como Fiveo, Espai Local o Veneno. También tiendas vintage y de segunda mano, como Meoradí Vintage, Dropped, Armor o Lost Clothes. Hace poco celebraron uno de sus encuentros en Lima, Perú (de donde es Daniela), trasladando este mismo concepto al barrio de Miraflores, una de las zonas más vibrantes de la ciudad. Y es que una de las muchas cosas que tienen en común Housni, Daniela y Guillermo es ese radar infalible que les lleva siempre, casi de manera inconsciente, hacia el diseño. Viajan con frecuencia, recorren grandes capitales, descubren tiendas escondidas, cafés con encanto, espacios con alma. Y hacen lo mismo cuando están en la capital del Túria, tanto es así que «la gente nos pregunta por Instagram que dónde estamos de viaje cuando subimos fotos en algún rincón del Carmen o Ruzafa». Están al tanto siempre de la última apertura, el proyecto del momento, el nombre del creativo detrás de la campaña de la que todo el mundo habla. Y desde esa sensibilidad, quieren demostrar que Valencia no tiene nada que envidiar al resto de ciudades: sólo necesita más espacios como el que están construyendo con Thrifted Saturdays Club.