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Quique Camps
Viernes, 9 de mayo 2025, 01:03
Esta mañana mientras tomaba un café encendí la radio, y lo primero que escuche fue una canción de Joan Manuel Serrat, titulada 'La Mujer Que ... yo Quiero'. La letra es un homenaje a la autenticidad y la belleza de lo imperfecto, habla de un amor sin condiciones, y a través de su letra y sus versos nos describe una mujer real, que vive sus convicciones y principios sin miedo a ser juzgada, con defectos y virtudes, que no se ajusta a los cánones de perfección impuestos por la sociedad. Me hizo pensar no sólo en las mujeres, también en los hombres que, como yo no estamos pendientes de ser perfectamente correctos, que somos un tanto rebeldes, sensibles a la realidad que nos rodea, inconformistas, e independientes y que, además, estamos a punto de cambiar de década.
En esta etapa de mi vida es difícil no sentir esa sensación de edadismo, una corriente de la cual soy víctima, porque a veces me asaltan los prejuicios de la edad, a pesar de sentirme atrapado en la mente de un adolescente, lleno de energía, con unas ganas inmensas de vivir, estoy convencido que no me hago mayor si no mejor. Me gustaría detener el tiempo, aunque sé que es imposible. Ayer estaba viendo un podcast, y durante la entrevista hacían una pregunta a un invitado que me hizo reflexionar: «¿No crees que ya no tienes edad para vestir así?». Él contestó: «Precisamente edad es lo que más tengo, y creo que a estas alturas de mi vida puedo vestir como yo quiera».
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Hace unos meses, Tom Ford presentó una colección de alta joyería donde sus modelos eran un hombre y una mujer que posaban en las fotos mostrando sus canas, sus arrugas. Las instantáneas transmitían su amor y su incandescente deseo que durante años había prevalecido. El diseñador hizo unas declaraciones a raíz de la publicación del reportaje: «Estoy cansado del culto a la juventud, del rechazo cultural a la vejez, de la estigmatización a los cuerpos surcados por los años; la sociedad de hoy condena esto y yo sin embargo lo celebro». Nada más que añadir, estoy absolutamente de acuerdo con sus palabras, la edad sólo es un número. En unos días soplaré las velas y brindaré por la vida y por todos vosotros que como yo seremos eternamente jóvenes.
Mi inspiración de hoy se remonta a los años 70, y es precisamente ahí donde el diseñador del lujo y la sensualidad recrea su colección. Tom Ford presentó sus diseños para la primavera-verano 2025 en su showroom de Milán. Combinando a la perfección una estética moderna con toques clásicos que resalta las siluetas ajustadas y sofisticadas, con ese aire chic que eleva la firma. Vestir de Ford es sin duda símbolo de la elegancia más sofisticada.
Mujeres y hombres evocando una estética retro. Chaquetas metalizadas y pantalones acampanados son protagonistas, trajes a todo color alejándose de otras tendencias para la temporada estival que a mí particularmente me aburren; estoy cansado del eterno beige y los colores neutros. El diseñador apuesta con una nueva paleta de colores atrevida y que refleja el espíritu de libertad de los 70. Una influencia que se ve reflejada en sus cortes amplios con patrones audaces y atrevidos. Su propuesta es arriesgada con una intención muy clara, una colección creada para ser visto y no dejar indiferente a nadie. Era el propósito de su director creativo entonces Peter Hawkings, que al poco tiempo abandonó la firma siguiendo la estela del baile de diseñadores que vivimos últimamente, y donde se producen constantes cambios.
Destacan los detalles en sus americanas de sastrería entalladas, con solapas amplias, pantalones con pinzas y sus icónicas camisas de seda estampadas, con flores o animal print, pañuelos de lentejuelas o finísimas bufandas, sobre camisas y cazadoras bomber en satén. Para ellas, minivestidos, tejidos con mucho brillo, destellos de glamur y atrevimiento definen al icónico diseñador. Los accesorios son la esencia de la firma, gafas de sol grandes muy glam nos recuerdan a David Bowie o Bianca Jagger. Los bolsos de mano son minis o con cadenas en tonos monocromáticos, con placa de logo en los cierres.
Seguro que alguno de vosotros recuerda la película «A single Man» (Un hombre soltero) donde Tom Ford hizo su debut como director de cine, y donde participó en un cameo el modelo Jon Kortajarena. Me impactó mucho la fotografía, los interiores y, sobre todo, la atmosfera del film; retrata a la perfección la esencia del modisto, artista y cineasta que sin duda logró cautivar mi atención incluso antes de tomar asiento en el cine.
Os aseguro que esta noche no sé qué hacer, si volver a ver la película en casa o salir a bailar como hacía el diseñador durante su estancia en Nueva York, donde llegó a convertirse en cliente fijo de la legendaria discoteca Studio 54, convirtiéndose en fuente de inspiración para sus diseños. Estoy seguro de que aquellas noches dieron para mucho. Realmente es un placer escribir de alguien al que admiro, al que no conozco personalmente, pero me encantaría conocer, al que sigo desde sus inicios en Gucci e Yves Saint Laurent.
Este articulo está dedicado a todos los que amamos a fondo perdido, sin condiciones como la canción de esta mañana, con la que empecé el día y que me inspiró para escribir no sólo de moda, también de la edad y del paso del tiempo que para mí avanza demasiado rápido, celebrar la vida y vivirla hasta gastarla, queridos lectores.
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