Verano negro en la Comunitat con 27 personas ahogadas, la mayoría mayores: un drama silencioso
Con prácticamente una víctima cada dos días en las playas, expertos insisten: bañarse acompañado, respetar banderas y evitar el agua en solitario salva vidas
El verano de 2025 está dejando una huella trágica en la Comunitat Valenciana. Las playas, símbolo de descanso y alegría, se han convertido en escenario ... de un drama silencioso que golpea especialmente a las personas mayores. El pasado 4 de julio, la playa de Cullera fue testigo de la muerte de un hombre de 77 años, que perdió la vida ahogado en una jornada que parecía tranquila. Solo tres días antes, el 1 de julio, otro hombre de más de 70 años falleció en la playa de Gandía, una de las más concurridas de la región. Y el 30 de junio, en la playa Setla Mirarrosa de Dénia, un hombre de 86 años se sumaba a la lista de víctimas mortales.
Tres historias que, aunque separadas por kilómetros, comparten un mismo desenlace y un mismo perfil: el de personas mayores que, por diferentes motivos, no lograron salir del agua a tiempo. Estos casos no son hechos aislados. Son la punta del iceberg de una realidad que se repite cada verano y que, lejos de remitir, se agrava con el paso de los años. Según el Informe Nacional de Ahogamientos (INA) elaborado por la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS), en lo que va de 2025 (de 1 de enero a 17 de julio) ya han fallecido 253 personas por ahogamientos no intencionales en los espacios acuáticos españoles. La cifra supera los 246 registrados en el mismo periodo de 2024 y los 217 de 2023, confirmando una tendencia al alza que preocupa a expertos y autoridades. Una epidemia silenciosa, casi invisible.
Si nos centramos en los meses de verano, cuando la afluencia a playas, piscinas y ríos se dispara, el panorama es aún más inquietante: entre el 1 de mayo y el 17 de julio de este año, se han producido al menos 151 ahogamientos en España, frente a los 141 del año pasado y los 138 de 2023. La Comunitat, con su extenso litoral y su clima privilegiado, no es ajena a esta tragedia. En lo que va de 2025, la región suma ya 31 ahogamientos, 14 de ellos solo en el mes de julio. En el mismo periodo de 2024 fueron 35 y en 2023, 27. Si nos fijamos solo en los meses de verano, la cifra de este año asciende a 27, prácticamente una víctima cada dos días.
Un perfil claro: hombres mayores de 55 años
Detrás de estas cifras hay un perfil que se repite con alarmante frecuencia. Según los datos de la RFESS, la mayoría de las víctimas de ahogamiento en España son hombres mayores de 55 años. En lo que llevamos de 2025, 89 personas de este grupo de edad han perdido la vida en el agua. Aunque no existen datos desglosados por franjas de edad para la Comunitat, desde la federación insisten en que el perfil regional es idéntico al nacional: adultos de entre 45 y 66 años, en su mayoría varones, que acuden a playas y piscinas confiando en sus capacidades físicas, a menudo sobrestimadas. Jessica Pino Espinosa, portavoz de la RFESS, lo explica con claridad: «Las precauciones realmente son iguales en cualquier sector de la población, pero en el caso de las personas mayores hay que incidir en que no se bañen solos. Muchas veces los accidentes mortales ocurren cuando están solos y nadie puede auxiliarles, ya sea en una piscina privada o en un espacio natural, donde los riesgos se multiplican».
Pino insiste en la importancia de bañarse siempre en zonas vigiladas, respetar las normas y las banderas, y nunca perder de vista las señalizaciones. «Si ocurre una situación de peligro, lo principal es no perder la calma. En la playa, si una corriente te arrastra, hay que nadar paralelo a la orilla y buscar la zona de olas, porque las olas siempre llevan hacia la playa. Pero claro, en una situación de riesgo real, los nervios y la fatiga pueden jugar una mala pasada, sobre todo en personas mayores cuya capacidad de reacción es menor». La portavoz de la RFESS subraya que, aunque la sociedad suele estar más sensibilizada con los ahogamientos infantiles, la realidad es que el colectivo más vulnerable es el de las personas mayores. «A medida que envejecemos, nuestra resistencia física disminuye y la fatiga aparece antes. Además, muchas personas mayores siguen haciendo lo mismo que hacían cuando eran jóvenes, sin ser conscientes de sus limitaciones. Esto, sumado a posibles problemas de salud, hace que su capacidad de respuesta ante un accidente sea mucho menor».
Concienciar y proteger a los mayores
El aumento de los ahogamientos entre personas mayores plantea un reto social de primer orden. No basta con reforzar la vigilancia o mejorar los protocolos de rescate: esi mprescindible concienciar a la población, especialmente a los mayores, de la importancia dela prudencia y la autolimitación. Como recuerda Jessica Pino, «muchas veces se sobreestima la capacidad física y se subestiman los riesgos. Hay que asumir que, con la edad, nuestra respuesta ante una emergencia es más lenta y que cualquier problema de salud puede convertirse en un factor de riesgo mortal».La educación en prevención debe empezar desde la infancia, pero no puede olvidarse de los mayores. «Si educamos a los pequeños, tendremos adultos responsables, pero también hay que recordar a los mayores que la prudencia es la mejor aliada en el agua», concluye Pino. El verano de 2025 está siendo, sin duda, un verano negro en la Comunitat. Las cifras de ahogamientos, especialmente entre personas mayores, son un toque de atención que no puede caer en saco roto. La prevención, la vigilancia y la concienciación son las únicas armas para evitar que el mar, la piscina o el río se conviertan en escenarios de tragedia. Porque detrás de cada cifra hay una vida, una familia y una historia que no merecen acabar en silencio bajo las olas.
La prevención es, sin duda, la mejor herramienta para evitar que el verano se tiña de luto. Óscar Vera, jefe de playas de Gandía, lo tiene claro: «Lo primero es hacer caso a los socorristas. Ellos son los que saben y los que nos ayudan a protegernos en las zonas más peligrosas. Hay que mirar la bandera, que la ponen los socorristas, y respetarla siempre. Si te ves en una corriente, lo primero es mantener la calma y pedir ayuda levantando la mano o agitando los brazos para que te vean». Vera insiste en que, fuera del horario de vigilancia, es fundamental no bañarse solo y evitar adentrarse demasiado en el agua, especialmente si no se hace pie. «Cada uno tiene que ser consciente de su capacidad física y de hasta dónde puede llegar. Esto no solo aplica a las personas mayores, también a niños o a quienes no están en buena forma. Y, por supuesto, evitar las horas de más calor, entre las 11 de la mañana y las 7 de la tarde, cuando el sol aprieta y el riesgo de sufrir un golpe de calor aumenta».
En cuanto a la actuación de los socorristas, Vera explica que el protocolo es claro: «Identificamos a la víctima y, según el caso, activamos los recursos necesarios: moto de agua, lancha, equipo sanitario… En Gandía, por ejemplo, tenemos entre 35 y 40 socorristas al día, más embarcaciones y personal médico. Pero la vigilancia es complicada, porque cada día pasan miles de personas por la playa y hay que estar muy atentos para evitar tragedias».
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