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El término 'baby boomers' se utiliza para referirse en un contexto sociológico y de estilo de vida a aquellas personas nacidas entre 1945 y 1964, ... lo que significa que actualmente tienen entre 59 y 79 años. O sea, adultos mayores. Se me pide que escriba sobre cómo es el ocio nocturno de este grupo de población, sus gustos y preferencias a nivel local, qué les mueve e inspira a la hora de salir a cenar o quedar para tomarse unas copas. Resulta que, en términos generacionales, ha habido un choque de edades si hablamos de alcohol. Si bien los jóvenes han disminuido su consumo en los últimos años, en parte a causa de la corriente saludable que parece bañarlo todo y, sobre todo, por cuestiones económicas, los mayores de 60 gastan más en bares y, en especial, en bebidas destiladas de marca. Muerte al calimocho.
Y aquí van los números que arroja una encuesta de consumidores realizada por CGA by NIQ, empresa de investigación del sector de alimentación y bebidas. El gasto medio mensual en bares y restaurantes de las personas de entre 21 y 34 años pasó en 2023 de 153 a 142 euros en 2024. Pero durante el mismo periodo, el gasto en ocio de los mayores de 55 años se disparó de los 119 hasta los 156 euros. La conclusión lógica sería que los boomers disponen de más medios para disfrutar de la vida social y, en el caso de las personas jubiladas, de más tiempo. Durante la treintena, los cuarenta y parte de los cincuenta muchas personas están criando a sus hijos y pagando hipotecas, por lo que ven limitados sus horizontes a la hora de salir y de viajar. Lo que hasta hace no mucho podía derivar en el síndrome del nido vacío ahora se ha convertido en una tercera juventud más disfrutona y sibarita que nunca. Pero, ¿y qué pasa con Valencia?, se estarán preguntando ya los lectores impacientes. ¿Qué se cuece en la tierra de las flores, de la luz, del amor y de la marca blanca? Les invito a adentrarse conmigo en las bambalinas de la noche senior.
Lo primero que hago es interrogar a un compañero de trabajo muy instruido en la noche valenciana. «¿Dónde se ven para tomar algo los 'boomers' de la ciudad?», le lanzo. «¿Qué edad? Acota el término», pregunta. «Entre los 60 y los 80», le aclaro. «En la cafetería del tanatorio», me suelta haciendo gala de su característico humor negro. Consigo que se centre y me dice una retahíla de lugares. Blue Iguana, no todo el público, pero sí un 40% aproximadamente, Tennessee, en Serrano Morales, especialmente los sábados. En lo que era Montecarlo que está en frente de Atalanta, tiene una sala solo para baile lento, agarrado, con música calentita tipo bachata. Por supuesto Classic. En Balli y en el de enfrente para el tardeo, Radiotránsito, pero allí la tarde se ha comido a la noche, en la Golden's las señoras jubiladas ligan con hombres turcos, Jimmy Glass para los que les gusta el jazz, también Slavia para los nostálgicos del Carmen y la whiskería Negresco donde conviven personas de todas las edades.
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Le agradezco el minucioso recorrido, pero quiero acotar más a la zona del centro, a la gente conocida, a las familias de bien. Recurro a una imprescindible de la vida social de la ciudad, Coté Soler, la cual, con su verbo suelto y ocurrencia brillante, me lleva de viaje sensorial por los locales del centro. «Para empezar te diré que a nadie le interesa la tarde, el tardeo es una excusa para seguir por la noche. En Atic no hay nadie conocido hasta que anochece. Inma Villar, que es relaciones públicas de allí, entra a trabajar a las 19 horas, con eso lo digo todo», comienza y me explica que los 'boomers' solo salen donde les vean y no son innovadores. Por ejemplo, si saben que en Bowie va a estar Santi Martínez pinchando y va a haber gente conocida ellos van, pero no prueban otro sitio por la duda de que no haya nadie. Primer titular: Los hits boomer son las fiestas de Santi Martinez y las fiestas partys del Molí de la Sal en Javea.
Seguimos. Otra tendencia clara son los grupos de tertulia después de comer que se forman en sitios como Labarra como una alternativa más tranquila a la noche, pero sin ser tardeo, una palabra que parece repeler a los de esta generación. Por lo visto en Classic le va fenomenal a Jesus Saiz, el motivo es la discreción del personal pues uno puede ir con otra pareja que no sea la oficial y cito literal, «nadie se va de la lengua». «Aquarium siguen funcionando, aunque a la gente ahora no le gusta el pan del bocadillo, se quejan pero siguen yendo. La clientela fija sigue allí mezclada con la gente joven que vienen del cine y se quedan fascinados de la autenticidad», detalla Coté. Por ella también me entero de que Balli está ahora lleno de señoras desocupadas que han sustituido a las antiguas pibonas y tíos guapos que lo poblaban, «antes era como Marina Beach, ahora es como era Bimbi, hay sitios que se gentrifican hacia el aburrimiento. Ahora el top allí es la franja se señoras con dinero que están separadas o viudas y tienen mucho tiempo».
En el Timbre algunos van a comer y luego llega la gente por la tarde que empieza con la copa y se mezcla con ese ambiente. Me cuenta que allí siempre hay tíos solos. En el hotel Helen Berger hay mucha gente bien porque te tratan con educación a la antigua y van con uniforme, «a las señoras elegantes no les gustan los nuevos camareros de corte informal que te pegan dos golpes con los nudillos en la mesa, se ponen en cuclillas y te dicen 'Chicas, ¿lo estáis pasando bien?'», advierte Coté.
Sin embargo, hay una clave que articula el entramado social y que tiene que ver con el clima y el tamaño de la ciudad. Se trata del paseo de reconocimiento, ese caminar casual que lleva a la gente de un sitio a oro a ver que tal está el ambiente. «Valencia es muy de terrazas, solo tienes que pasar por el triunvirato, La Raspa, El Timbre y Aquarium. En el Albero también hay gente, pero ni fu ni fa, solo van a picar el cazón». Segundo titular: Pasea y vencerás. La conclusión de la experta en vida social es que, en general, está todo muy parado. Que había mucha esperanza puesta en que el Hotel Only You iba a revitalizar la vida social, pero que al final la gente bien se toma algo en la parte de las cristaleras del bar sin pasar a mayores. «Lo único que funciona es el Atenea Sky, los Aliño tienen mucho ojo, las vistas son imbatibles y tiene cuatro dj's, tienen tanto éxito que aburre. A nivel restauración Santa Rita es el restaurante que más triunfa entre la gente elegante porque parece que estás en el Palazzo de Milán».
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