Álex Roca: «El mundo me decía que no iba a poder vivir, andar o tener amigos»
El joven catalán de 34 años es el primer deportista en el planeta en completar un maratón con un 76% de discapacidad física. Ser papá y continuar dando visibilidad a causas sociales y personas son algunos de sus objetivos
Marcos Sánchez
Valencia
Viernes, 6 de junio 2025, 11:23
Álex Roca (Barcelona, 1991) es una persona que ha luchado contra todos los pronósticos a lo largo de su vida. Le dijeron que no podría ... estudiar, y lo consiguió; le dijeron que no viviría y no tendría amigos, y lo obvió y lo consiguió; le dijeron que no tendría pareja, y hoy está felizmente casado y con uno de los grandes sustentos de su vida: Mari Carme Maza. Contar esto parece que no sea nada del otro mundo. Sin embargo, si se mira la historia de Álex Roca en profundidad, todo se entiende perfectamente.
A los seis meses de su nacimiento, contrajo un herpes cerebral que le provocó una parálisis de hasta un 76 % de discapacidad física en la parte izquierda de su cuerpo, en la cual tiene una movilidad reducida. Los médicos vaticinaban lo peor para este joven catalán de 34 años, pero él es la viva prueba de que nunca hay que dejar que nadie te diga lo que no puedes hacer. A día de hoy, es la primera persona del mundo en completar un maratón con tal alto grado de discapacidad y este es solo uno de los muchos retos que se ha planteado y que, en una entrevista para LAS PROVINCIAS, repasa.
–¿Cómo recuerda su infancia y a qué desafíos se tuvo que enfrentar desde una temprana edad?
–Recuerdo mi infancia como una infancia muy dura y complicada. Tuve que enfrentarme a muchos retos. El mundo me decía: «No vas a poder vivir, no vas a poder andar, no vas a poder tener amigos, pareja o tener amigos». Pero poco a poco he ido luchando para cumplir mis sueños. Aun así, mi familia ha sido la base que me ha hecho llegar a ser feliz y a cumplir mis objetivos. Pero sí que es cierto que pasé una infancia y, sobre todo, también una adolescencia complicada, como cualquier niño, pero añadido a que tengo una discapacidad y una parálisis cerebral del 76 % de discapacidad física provocada por un herpes cerebral a los seis meses.
–¿Qué barreras ha superado gracias al apoyo de sus padres?
–La confianza y el amor que han tenido en mí ha sido la clave. Me han ayudado a superar barreras, como todo lo que decía. Estos «no»: el no a la escuela, el no a tener amigos. Y esta potenciación de la autoestima y esta capacidad de ayudarme, y ayudarme a pedir ayuda psicológica y estar conmigo, ha sido la clave para superar todo. El psicólogo ha sido básico para mí. He podido conducir coche, he podido hacer muchas cosas más.
–Es usted la primera persona en completar un maratón con un 76 % de discapacidad. ¿Qué momentos emotivos le pasaron por la cabeza en esos 42 kilómetros?
–Por supuesto, en el maratón hubo muchos momentos emotivos. El kilómetro 24–26 fue un momento muy duro, donde tuve bastantes caídas, momentos donde creía que no podía, pero me acordé del trabajo que había hecho, de los momentos que había pasado. Pero realmente el mejor momento fue el de la meta. En el kilómetro 38, cuando vi el reloj y me di cuenta de que llegaba dentro de tiempo, creo que fue la clave para decir: «Voy a conseguir mi objetivo». Y después, el momento de la meta, donde toda la gente estaba allí. Pero, sobre todo, aunque piensas que el mejor momento que vivirás será en el maratón, no es así. Lo que pasó es que lo mejor fue por la noche, durante todos los mensajes que me enviaron personas con discapacidad o personas que estaban en momentos de dificultad, donde me dijeron: «Gracias por dar visibilidad». Para mí esto es lo mejor en el mundo.
–No sé si se ha dado cuenta del hito que consiguió, es usted un modelo de inspiración para los demás.
–La verdad es que no, no soy consciente de nada. Lo que hago es porque me hace feliz, quiero cambiar el mundo y trabajar en los prejuicios. Pero, por supuesto, que cuando veo a personas que me escriben y me dicen que les he cambiado momentos y les he dado felicidad, para mí es lo más.
–Su lema es «El límite te lo pones tú». ¿Cómo aplica esa filosofía día a día?
–Por supuesto que tengo límites. Tengo días malos, días en los que no puedo. Pero «el límite te lo pones tú» es una filosofía de vida donde buscas tú mismo cuál es el máximo de ti, y cuando te caes, te levantas y sigues y continúas. Y sí que hay cosas que no puedo hacer, pero estas ya no las pongo dentro de mi límite. Por ejemplo, alguien va a poder hacer 10 Ironmans en un mes y otra persona va a poder hacer una carrera de 5 kilómetros en un año. Cada uno tiene su propio límite y va explorando su realidad. Y, aparte, no todo el mundo debe correr, sino que todos debemos hacer aquello que nos guste y luchar para cumplir nuestros sueños, sin importar si son deportivos o no.
–Ha completado el maratón de Barcelona. ¿Qué retos le gustaría afrontar?
–Tengo varios retos. El primero, ser feliz; después, también tener salud. Y quiero ser papá pronto, que esto no lo he dicho mucho ni en ninguna entrevista, porque la realidad es que no las estamos concediendo. Porque se avecinan tantas cosas que no puedo contarlas. Así que solo digo que este año lo que he hecho es elegir varios retos vinculados con causas sociales y personas para darles visibilidad, pero no puedo contarte más allá. Siempre digo que, a través de mis redes, podéis ver. Así que deseo, durante muchos años, seguir cambiando el mundo, dar ponencias por todo el planeta y sentirme muy feliz.
–¿Cómo ha influido la relación con Mari Carmen en su desarrollo personal y deportivo?
–Ella es mi base, es mi jefa, lo lleva todo a raya. Siempre digo que soy un poco volador y ella es quien me ayuda a organizarme. Sin orden, realmente las cosas no salen, igual que corriendo. Cuando llega un momento de hidratación, Mari Carmen lo tiene controlado y me lo da. Soy muchas veces un robot que corre. Entreno mucho, por supuesto, pero ella lo que hace es monitorizar que todo salga bien durante la carrera, y sin esto no llegaría a la meta.
–¿Podría compartir alguna anécdota donde haya sido su apoyo en un momento difícil de su vida?
–Cada día, realmente. Es básico para mí. Es amor y confianza, porque somos una sola persona en dos. Hay gente que, si nos escuchara o viera ahora, diría: «Qué rápido os coordináis y comunicáis y os entendéis bien». Además, vivimos una vida muy complicada, pero muy feliz y con mucha suerte, porque estamos las 24 horas del día juntos y no paramos. Vamos de un sitio a otro: Valencia, Nápoles y Barcelona, todo esto dando siempre ponencias. Somos unos afortunados y estamos agradecidos. Creo que somos unos privilegiados y unos pringados. Desde Benclinic nos han regalado un pingüino y nos identificamos con este animal. Dicen que cuando eliges el amor de tu vida, los pingüinos lo eligen y están toda la vida. Así que nos ha hecho especial ilusión este regalo y esperamos, toda la vida, poder estar juntos y ser uno en dos personas.
–¿Qué cambios le gustaría ver en la sociedad con respecto a la percepción de las personas discapacitadas?
–A las personas con discapacidad creo que es muy importante que les tratemos por igual, y es lo único que deseo. Que no haya diferencias, que cuando veas un cuerpo diferente digas: «Esta persona es una persona con discapacidad, es diferente como todos». Lo que siempre diría es: no le llames «discapacitado», porque es una palabra que le limita; es una persona con discapacidad. Y básicamente lo que hace es hacer cosas quizá de forma diferente, no poder hacer algunas cosas, pero es que todo el mundo no puede hacer todo igual. Nos debemos abrir más y, sobre todo, confiar y conocer a la persona. Es la clave. Pretendo esto: que nos traten por igual, no diferente.
–¿Qué papel pueden tener los medios de comunicación para una mayor inclusión?
–Te diría que lo preguntes a cada persona, porque cada persona funciona diferente. Pero, sobre todo, dándoles oportunidades, dándoles visibilidad, igual que a otros lo haríamos, no teniendo miedo a preguntar, que todos nos equivocamos. Y quizá si se pregunta algo que sienta incómodamente, uno mismo dirá que no. En mi experiencia, por ejemplo, cuando fui a La Resistencia, recuerdo un momento donde le dije a Broncano: «Pregúntame a mí también lo del sexo», porque realmente todos tenemos la posibilidad de. Quizá algunos tienen sexo de forma diferente, pero dar la posibilidad y tratar por igual, no tener miedos.
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