10 mitos falsos: el pan no engorda y los chicles no se pegan al intestino
Ni comer chocolate produce acné ni beber agua durante las comidas engorda
LAS PROVINCIAS
Viernes, 28 de noviembre 2014, 12:13
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1. El azucar pone hiperactivos a los niños
Se suele creer que darles alimentos azucarados como chucherías o refrescos a los niños hace que estén más revoltosos, pero lo cierto es que no se han encontrado pruebas evidentes de ello. Parecer ser que el hecho de que los más pequeños estén más excitados y activos cuando están en un cumpleaños o en un acto festivo se debe simplemente a que juegan con otros niños o beben refrescos con cafeína.
2. El pan engorda
Se acabó el mito de que el pan engorda. Lo que engorda no es el pan, sino los alimentos que consumimos con él. El pan es un alimento esencial en la alimentación y aporta nutrientes, vitaminas, minerales y fibra a nuestro cuerpo por lo que no consumirlo es un error.
3. Las frutas después de las comidas engordan
La realidad es que la fruta aporta las mismas calorías antes y después de comer, por lo que es falso que comerla de postre engorde más. Eso sí, al igual que ocurre con el agua, los doctores explican que si se toma antes de la comida produce sensación de saciedad.
4. El pelo y las uñas crecen después de muerto
Es totalmente falso que las uñas y el pelo crezcan después de muerto. Lo que ocurre es que la piel de los cadáveres se retrae y por ello se tiende a pensar que las uñas y el pelo sigue creciendo después de la muerte.
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5. Comer chocolate produce acné
Es completamente falso que comer chcolate provoque granos. Estudios elaborados por dermatólogos insisten en que la aparición del acné está relacionada con factores hormonales y genéticos y en ocasiones por la acción de agentes externos como la exposición solar.
6. Beber leche es bueno para la piel
Al observar que los niños lactantes tienen la piel suave y tersa en la antigüedad se creía que consumir mucha leche en la edad adulta ayudaba a tener una piel más joven. Sin embargo, lo cierto es que aunque la leche tiene ciertas propiedades protectoras y por ello se utiliza en muchos productos cosméticos, el ingerir una gran cantidad de leche no está directamente relacionado con tener una dermis más suave.
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7. El agua engorda durante las comidas
Pese a lo que se tiende a pensar, beber agua durante las comidas no engorda. El agua es un alimento acalórico, lo que quiere decir que no aporta calorías al cuerpo. No importa si la tomas antes, durante o después de las comidas, su efecto es el mismo: ni engorda ni adelgaza.
8. Los anticonceptivos orales engordan
Casi todos los medicamentos tienen efectos secundarios, pero no es más que un mito que la píldora oral provoca aumento de peso. Puede que esta creencia popular antes tuviera cierta base, ya que las primeras versiones de estas pastillas que salieron a la venta contenían altos niveles de estrógenos y progestina (una versión sintética de una hormona involucrada en el ciclo menstrual femenino) que podrían haber causado aumento de peso en quienes las tomaban. Pero hoy en día la píldora contiene niveles mucho más bajos de hormonas, y los estudios sostienen que no hay ninguna relación con el aumento de peso.
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9. Las ostras son afrodisíacas
Durante milenios los seres humanos hemos atribuido propiedades afrodisiacas a cierto tipo de comidas o bebidas. Las ostras han sido el favorito desde la mitología griega, que representaba a su diosa del amor Afrodita surgiendo de una concha de ostra, hasta Casanova, del que se decía que comía varias ostras al día para aumentar su atractivo y apetito sexuales. Aún así, ningún estudio ha demostrado nunca este efecto potenciador sexual que se les atribuye. Aunque contienen zinc, un elemento químico que favorece la salud de los espermatozoides, las ostras son principalmente agua, carbohidratos y algunos minerales, y no se han encontrado ingredientes especiales que sustenten esta teoría.
10. Los chicles se pegan al intestino
Todos nosotros hemos escuchado, sobretodo cuando éramos niños, aquello de "como te tragues el chicle se te va a pegar en las tripas". Pues bien, ahora sabemos que esta afirmación es totalmente falsa. Lo que ocurre con los chicles es que el aparato digestivo no puede digerirlos, pero eso no significa que al tragarte un chicle se te vaya a pegar al intestino, sino que el chicle se mantiene intacto tras su paso por el estómago hasta que es expulsado.
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