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Momento en el que levantan el cadáver. EFE

La parricida confesó a una amiga que apuñaló a su madre en el pecho y luego la degolló

La joven y su novio hicieron creer a los vecinos que la víctima se encontraba de viaje y pidieron a una menor que les ayudara a meter el cadáver en la bañera

J. martínez / A. talavera

Jueves, 20 de agosto 2020

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¿Por qué no se deshicieron del cadáver en cuatro meses? Los investigadores de la Guardia Civil tratan de responder a esta pregunta que se hacen los vecinos de la presunta parricida de l'Alcúdia de Crespins. La joven mató a cuchilladas a su madre, Anna T., de 46 años, según confesó ella misma a una amiga, y luego convivió con el cuerpo en estado de descomposición desde el mes de abril hasta el pasado jueves, el día que fue detenida tras ser delatada por una menor que le ayudó a mover el cadáver.

La presunta homicida, Teresa K., de 19 años de edad, y su novio continúan detenidos en sendos cuarteles de la Guardia Civil mientras los investigadores recaban pruebas para determinar el grado de participación de cada uno de ellos. Según ha podido saber LAS PROVINCIAS, la Guardia Civil fue avisada del crimen sobre las cuatro y media de la madrugada del jueves, cuando un menor búlgaro acudió al cuartel de Canals para denunciar que una amiga suya, menor de edad también y de la misma nacionalidad, le había contado que Teresa había matado, presuntamente, a su madre en el domicilio familiar durante el confinamiento.

Este menor facilitó a la Guardia Civil los datos identificativos y direcciones de la testigo y de la presunta parricida, que fueron localizadas e interrogadas poco después, y manifestó también que el cadáver continuaba en la casa porque su amiga lo había visto un día. El Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Canals se hizo cargo de las primeras investigaciones y se entrevistó con la menor para averiguar si los hechos eran ciertos.

Acuchillada y degollada

La testigo clave corroboró entonces la certeza del relato del denunciante y declaró que Teresa le había contado que había matado a su madre al asestarle dos cuchilladas en el pecho. También afirmó que su amiga le había cortado luego el cuello a la víctima. Además, la menor aseguró que había visto el cadáver de Anna, pues Teresa y su novio le pidieron que les ayudara a llevar el cuerpo a la bañera.

Ante la gravedad de los hechos, el Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Canals informó del posible crimen al juez de guardia de Xàtiva y solicitó la correspondiente autorización para registrar la vivienda en la calle Miguel Hernández de l'Alcúdia de Crespins. Mientras localizaban al juez, dos guardias civiles vigilaron la casa ante la posibilidad de que los presuntos homicidas decidieran deshacerse del cadáver.

Los agentes no detectaron ningún movimiento sospechoso en la casa, por lo que entraron con la orden de registro recién firmada por el juez y descubrieron el cadáver de la mujer en avanzado estado de descomposición. Estaba vestida y el cuerpo se encontraba en estado momificado dentro de la bañera. La vivienda tiene unos 90 metros cuadrados y dos cuartos de baño.

Tras el macabro hallazgo, los agentes detuvieron a la hija de la víctima, que se encontraba en la vivienda, y también arrestaron a su novio. Luego avisaron al Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia, que se hizo cargo de las investigaciones. Los dos jóvenes detenidos por un delito de homicidio fueron trasladados a diferentes cuarteles del instituto armado para incomunicarlos e interrogarlos por separado.

La confesión de la joven sobre cómo murió su madre fue corroborada ayer por la mañana en la autopsia realizada en el Instituto de Medicina Legal de Valencia. Los forenses hallaron lesiones producidas con un cuchillo en el cuerpo de Anna pese a su avanzado estado de descomposición, según confirmaron fuentes judiciales.

Los investigadores tratan ahora de esclarecer el móvil del crimen, el grado de participación de cada uno de los detenidos y por qué no decidieron deshacerse del cadáver durante los cuatro meses que convivieron con el cuerpo momificado. Según los vecinos, en la casa vivían la víctima, su hija y el novio de esta.

Los agentes del Grupo de Homicidios investigan si la pareja tenía previsto ocultar el cadáver en otra parte, descuartizarlo en la bañera o abrasarlo con ácido, aunque los agentes no encontraron ningún líquido corrosivo en el cuarto de baño donde estaba el cuerpo.

Fuertes discusiones

La joven y su madre habían protagonizado fuertes discusiones en su domicilio. La Policía Local de l'Alcúdia de Crespins acudió a la vivienda una vez, al menos, tras una de estas disputas, pero ninguna de las dos mujeres fue detenida por estos episodios de violencia doméstica.

Según informaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunitat Valenciana, al juzgado de Xàtiva que instruye la causa por homicidio no le constan denuncias previas de la madre contra su hija.

Anna murió acuchillada en pleno confinamiento. Como tenían miedo de ser descubiertos por los vecinos si sacaban el cadáver de la vivienda, la pareja optó por ocultarlo en una habitación y después lo metieron en la bañera con la ayuda de una amiga. Los jóvenes detenidos no tienen antecedentes delictivos.

Teresa y su novio hicieron creer a sus vecinos que Anna se encontraba de viaje para que no la echaran en falta. Una mujer que reside en el mismo edificio notó en mayo un fuerte hedor, pero no sospechó que procedía de un cadáver en estado de descomposición. Los vecinos vieron en numerosas ocasiones al detenido, un joven extranjero de 18 años cuya identidad no ha trascendido, antes y después del crimen cuando entraba en la vivienda o salía del edificio en compañía de su novia. La víctima residía en el pueblo desde hace 20 años y se había integrado muy bien.

La presunta parricida también dijo que su madre pagaría los gastos de la finca cuando regresara del viaje. La joven logró con sus mentiras que los vecinos no sospecharan que Anna estaba muerta dentro de la casa pese al hedor que desprendía el cuerpo momificado.

Anna Todorova: una vida marcada por el sufrimiento

Desgraciada ha sido la vida de Anna y cruel fue también su muerte a manos, presuntamente, de su hija. Una situación que la acompañó también durante toda su vida. «No se merecía todo esto, era buena persona», señaló una amiga de la víctima que la conoció desde que comenzó a vivir en l'Alcúdia de Crespins. Anna llegó a España hace 20 años desde Bulgaria con su marido y tras años de relación tormentosa, la mujer se separó. A estos problemas se sumaron los económicos. «No tenía nada y algunos vecinos la ayudamos con lo que pudimos», recordó otra vecina de l'Alcúdia de Crespins.

Con dos hijos pequeños y sin ingresos, Anna trabajaba en lo que podía, principalmente realizando tareas de limpieza en algunas casas. Muestra de ello es que esta mujer de 46 años se ofreció a limpiar la escalera del edificio donde vivía con su hija para así saldar una deuda con la comunidad de vecinos. Fue precisamente en la calle Miguel Hernández, en el piso de alquiler que compartía con su hija y en esta última etapa también con el novio de ella, donde sufrió el acuchillamiento que acabó con su vida. Y es que la relación con su hija no era buena desde hacía años. Las peleas eran continuas según escuchaban los vecinos. «Decía que no sabía qué hacer con ella, que la niña era muy difícil», comentó otra amiga de la mujer fallecida. De hecho, una vecina recuerda que en alguna ocasión tuvo que intervenir la Policía Local por la magnitud de los enfrentamientos. Pero nadie imaginaba que una de estas peleas podría acabar con la vida de la mujer y la ocultación del cadáver durante cuatro meses. «Sigo sin creérmelo. Ella no le hacía daño a nadie», manifestó una mujer que reside en la misma calle que la víctima.

Teresa K: una joven con malas compañías

«La madre y la hija no tenían nada que ver». Todos coinciden sobre las diferencias entre el carácter de Teresa y el de su madre. La presunta parricida no estudiaba ni trabajaba y solo estos últimos meses, tras matar a su madre, presuntamente, se encargó de limpiar la escaleras del edificio. «Paseaba mucho al perro. Me sorprendía por el calor que hacía», comentó un vecino de la calle Miguel Hernández. Era el momento que la veía por la calle, ya que no tenía mucha relación en el vecindario ni con los jóvenes del municipio. Desde muy joven comenzó a juntarse con personas más mayores y a introducirse en ambientes conflictivos. Este pudo ser el detonante para que la relación entre madre e hija se rompiera. «En las peleas solo se le oía a ella. Siempre le estaba pidiendo dinero a su madre», señaló otro vecino de la calle donde vivían madre e hija. Un joven que conoce muy bien a Teresa asegura que tras la imagen de niña dulce que aparenta se esconde una persona «con mucho carácter», y tras conocer lo sucedido, «una persona muy fría y sin corazón», añade el chico.

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