Lunes, 17 de septiembre 2018, 01:08
La artista volvió a Albalat de la Ribera, el lugar que la vio nacer, para construir un oasis creativo que ha reformulado su obra. Unas antiguas caballerizas acogen ahora su espacio de trabajo. La vivienda guarda la estructura y distribución original de las casas antiguas de la zona, con un patio salpicado por enormes limoneros.
IRENE MARSILLA
La artista volvió a Albalat de la Ribera, el lugar que la vio nacer, para construir un oasis creativo que ha reformulado su obra. Unas antiguas caballerizas acogen ahora su espacio de trabajo. La vivienda guarda la estructura y distribución original de las casas antiguas de la zona, con un patio salpicado por enormes limoneros.
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La artista volvió a Albalat de la Ribera, el lugar que la vio nacer, para construir un oasis creativo que ha reformulado su obra. Unas antiguas caballerizas acogen ahora su espacio de trabajo. La vivienda guarda la estructura y distribución original de las casas antiguas de la zona, con un patio salpicado por enormes limoneros.
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La artista volvió a Albalat de la Ribera, el lugar que la vio nacer, para construir un oasis creativo que ha reformulado su obra. Unas antiguas caballerizas acogen ahora su espacio de trabajo. La vivienda guarda la estructura y distribución original de las casas antiguas de la zona, con un patio salpicado por enormes limoneros.
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La artista volvió a Albalat de la Ribera, el lugar que la vio nacer, para construir un oasis creativo que ha reformulado su obra. Unas antiguas caballerizas acogen ahora su espacio de trabajo. La vivienda guarda la estructura y distribución original de las casas antiguas de la zona, con un patio salpicado por enormes limoneros.
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