Las ventajas para Mazón de que se retrase la investidura

Este es el resumen. A partir de aquí los detalles. Algunos diputados socialistas muestran en privado su discrepancia hacia la tesis oficial del partido que dirige Ximo Puig. Estos parlamentarios consideran que un mes después de las elecciones autonómicas, la ciudadanía no entenderá que sea el PSPV el que prefiere retrasar la investidura del nuevo presidente. Y no por una razón que haga referencia al interés de los ciudadanos, sino exclusivamente al intento de sacar provecho político en las urnas del pacto PP-Vox. Un mes con un Consell en funciones, con pocas decisiones más que las de aprobar subvenciones de complicada justificación o las de convocar oposiciones para cubrir casi 500 plazas de jefes de sección y de unidad. Un tiempo de descuento al que se le puede atribuir la maldad del interés pecuniario.

El líder de los socialistas insiste en que no –volvió a hacerlo este miércoles-, en que los plazos están para respetarse y que a él Mazón no le ha planteado la posibilidad de acortar plazos. No ha hecho eso, explicó, y además se la jugó a los socialistas en la Mesa, al proporcionar 18 votos a Compromís para que fuera una diputada de este partido, y no del PSPV, quien ocupara una de las secretarías de la Mesa. Encima del ridículo, lo que los socialistas no van a hacer al PP son favores.

Es una posición. Sin embargo, la tesis del PP de Mazón de que prefiere adelantar la investidura contrasta con algunas ventajas que, en realidad, tiene la decisión de retrasar ese pleno hasta las puertas de la cita electoral. La semana que comienza el 17 de julio es la que los socialistas prefieren para ese pleno. Es la semana que acaba el 23-J, así que es la mejor forma de acercar ese pacto PP-Vox a la cita con las urnas. Como si alguien pudiera verse sorprendido todavía por el acuerdo entre estas dos formaciones.

Celebrar el pleno de investidura esa semana permite a Mazón nombrar gobierno pocos días después. Lo normal sería que el futuro presidente desvele los nombres del Consell que faltan por conocerse, es decir, todos los del PP y los de Vox que se unirán a Vicente Barrera, 48 horas después de ese nombramiento por parte de la Cámara. Se conocerán los nombres y se reunirá el Gobierno valenciano por primera vez. Un primer pleno del Consell cargado de simbolismo, ¿y de acuerdos? El plan del futuro presidente de la Generalitat cuenta con adoptar medidas con carácter urgente. Algunas vinculadas a las rebajas y bonificaciones de impuestos, como el de Sucesiones y Donaciones, o la tasa turística. Otras dirigidas a suprimir entidades a las que se les atribuye una posición en el debate lingüístico que desequilibra la posición entre castellano y valenciano, como la Oficina de Derechos Lingüísticos. También la supresión del requisito lingüístico para el acceso a la función pública, o un plan de choque contra las listas de espera o la libertad de elección de centro educativo…

Pueden ser esas u otras. En todo caso, medidas que pueden aprobarse formalmente por el Consell sólo unas horas antes de que los ciudadanos acudan a las urnas. Propuestas que pueden encontrar un fácil encaje electoral y una mejor venta en campaña. Acuerdos en los que PP y Vox no tendrán demasiado inconveniente en pactar, sin necesidad de pisar ni charcos ni aspectos en los que ambas formaciones mantienen discrepancias. Un escaparate de las medidas que más respaldo pueden obtener de los ciudadanos, sólo unos días o unas horas antes de acudir a votar.

Retrasar la investidura de Mazón le regala ese calendario al presidente popular. No sólo eso. Juntar la puesta en marcha del nuevo Consell con las elecciones limita las posibilidades de… cometer errores. Algunos cargos socialistas lamentan que no se aceleren los plazos precisamente para obligar al nuevo Consell a tomar decisiones que pongan sobre la mesa cuál es su talante y cuáles son sus verdaderas prioridades. Cederles el espacio para que asuman ellos el foco, y no el PSPV por pretender todo lo contrario, regalando además esa acusación de aferrarse al sillón.

Hasta la fecha, la posición de los socialistas es la de Puig. Pero en el grupo, y fuera de él, crece la percepción de que esa decisión pueda responder más a la irritación con lo ocurrido en la Mesa que a razones de rentabilidad política.