Andalucía y Murcia dejan a Puig sin excusas para no bajar impuestos

Puig no ha concretado esa «revisión» -se espera que lo haga en el debate de política general de la próxima semana-, pero sí que ha rechazado ya la supresión o bonificación total del Impuesto sobre el Patrimonio que también defiende, por ejemplo, el líder del PP valenciano Carlos Mazón.

Durante toda la legislatura el presidente valenciano ha buscado confrontar su modelo con el de Ayuso en Madrid. Puig, que ha acusado de dumping fiscal a la región que preside la dirigente popular, no sólo proclamaba que existía competencia desleal entre CCAA, sino que sostenía que Madrid disfrutaba de un 'efecto capitalidad» que le brindaba una serie de beneficios contra los que el resto de autonomías no podía competir.

En julio del año pasado, con motivo de un desayuno informativo, Puig describía los argumentos que dibujaban esa situación de privilegio de la capital. Apuntaba al número de empleados del sector público estatal que trabajaban en Madrid, así como al hecho, dijo entonces, de que nueve de cada 10 contratos estatales se gestionaban desde Madrid y cerca del 60% de las adjudicaciones se hacían a empresas residenciadas en la capita.

Madrid disfrutaba de una situación privilegiada, venía a decir, que le permitía bajar impuestos. En una comparecencia, el presidente valenciano llegó a plantear incluso la creación de un impuesto específico para las rentas altas madrileñas, con el objetivo de que esa región compensara al resto de CCAA precisamente por esa sobrerecaudación de la que disfrutaba. «La filosofía es sencilla: Si hay privilegio, debe haber contraprestación», proclamó.

Puig ponía el foco en la gestión de Ayuso, entre otras razones porque la presidenta popular representaba con su gestión en Madrid el polo opuesto a la filosofía del tripartito valenciano. En la Comunitat Valenciana, bajar impuestos suponía recaudar menos para una región ya castigada por la infrafinanciación, se explicaba. La presidenta madrileña, se le reprochaba desde el Consell, no sólo se aprovechaba del efecto capitalidad, sino que además bajaba impuestos a las rentas más altas.

El anuncio ahora del presidente de la Junta de Andalucía deja en evidencia esa posición. Andalucía no sólo no disfruta de ningún efecto capitalidad, sino que además su situación respecto a la financiación autonómica resulta más que equiparable a la valenciana. Tan es así, que Puig y Moreno han llegado a hacer frente común a la hora de dirigirse al Gobierno central para exigirle que acometa la reforma del modelo.De manera que la iniciativa de Moreno -que este miércoles ha advertido que recurrirá a los tribunales si el Gobierno trata de frenar sus propuestas y a la que Murcia estudia sumarse- quiebra el discurso de Puig de que era solo Madrid, y su privilegiada condición de capital, la que podía permitirse el lujo de bajar impuestos.

Puig ha insistido este miércoles en abordar una reforma fiscal «en profundidad» atendiendo a lo recogido en la Constitución para que «paguen aquellas personas que tiene más capacidad». De hecho, al ser preguntado por si era partidario de una recentralización de impuestos, en línea con lo planteado por el ministro Escrivá, el jefe del Consell ha respondido que es «partidario de que se aborde una reforma fiscal en profundidad para garantizar aquello que dice la Constitución: que paguen aquellas personas que tienen más capacidad».