Los regalos institucionales a Mazón se reducen un 78% tras la dana
El president de la Generalitat ha recibido 264 regalos menos que el año anterior, lo que refleja un cambio en la cercanía a la ciudadanía
Alejandra Carrillo
Valencia
Martes, 12 de agosto 2025, 00:23
Dicen que los regalos no se piden, pero a Carlos Mazón quizá le gustaría preguntar qué ha pasado con los suyos. Un repaso a ... los datos del Portal de Transparencia de la Generalitat Valenciana nos deja una escena digna de una tragicomedia política: en solo dos años, el president ha pasado de ser el niño mimado de instituciones, colectivos y simpatizantes… a quedarse prácticamente solo en su rincón, mirando una estantería cada vez más vacía.
La comparativa es clara y difícil de ignorar. En el periodo anterior a la dana, Mazón acumuló 337 regalos institucionales y personales, recibiendo desde frutos de los huertos valencianos hasta un diploma de maestro carnicero. Sin embargo, en el último año esa cifra ha caído a solo 73. Se trata de un descenso del 78 %, que no puede entenderse únicamente como una anécdota, sino como un reflejo simbólico de su progresivo aislamiento político y social. Los regalos -que tradicionalmente acompañan a una figura política con buena proyección pública o influencia institucional- han desaparecido casi por completo.
El cambio más llamativo se encuentra en el ámbito de la cultura, especialmente en los libros, que pasaron de 103 ejemplares en el año anterior a apenas 9 en el último ejercicio. El obsequio de libros suele tener una doble intención: cortesía, sí, pero también reconocimiento intelectual, interés por compartir ideas o por incluir al destinatario en una conversación cultural. Su desaparición no es menor. Es, en cierto modo, un síntoma de pérdida de centralidad, de desconexión con sectores que antes lo consideraban un interlocutor válido. Parece ser que la ciudadanía prefiere que Mazón emplee su tiempo libre en la reconstrucción y no perdiéndose entre páginas.
Perchero vacío
También resulta significativa la caída en las prendas, de 36 piezas de ropa a una sola. En la vida pública, estos regalos no son meros accesorios: muchas veces son prendas que representan a colectivos locales, fiestas populares, identidades comarcales y asociaciones deportivas, todas buscando la aceptación de su president. Al dejar de llegar estos pequeños detalles, el apoyo y el cariño se diluyen. El mensaje es claro: cada vez son menos quienes desean asociar su imagen o su tradición a la figura del president.
El licor, otro tipo de gesto habitual en actos públicos o encuentros institucionales, también ha disminuido de forma notable: de 19 botellas a solo 8, poco más de la mitad. Aunque pueda parecer irrelevante, esta categoría suele formar parte de intercambios protocolares en los que se valora el vínculo personal o el aprecio institucional. Su reducción indica, nuevamente, un descenso en el número de relaciones activas o de gestos de cercanía por parte de actores políticos, empresariales o sociales.
Esta notable bajada no puede desvincularse del contexto actual que todavía tiene gran importancia en la trayectoria política de Mazón y del Consell. La gestión de la reconstrucción tras la dana, las decisiones del ejecutivo valenciano, la percepción pública sobre las prioridades de los representantes valencianos y el tono cada vez más distante de la presidencia con la ciudadanía han erosionado la confianza en Mazón, dejándolo en el olvido de muchos. Los regalos, en este caso, no son solo objetos: son un termómetro silencioso del clima que le rodea. Hoy ese termómetro marca una temperatura más bien fría, por no decir completamente polar. Estos pequeños detalles son la via más fácil y obvia que tienen los valencianos para demostrar su descontento ante la gestión de la dana y los comportamientos del Consell. Un president fuera de plano.
Además, en el último año hemos visto cómo Mazón ha ido dejando de asistir a eventos clave y celebraciones tradicionales, algo casi insólito para un presidente autonómico que solía mostrarse en cada esquina y que es la mayor representación de la Comunitat Valenciana. Ya no participa en fechas señaladas como la Crida o la primera mascletà de las Fallas de 2025, actos en los que otros cargos populares estaban presentes, mientras que él optó por la ausencia, interpretada por muchos como una estrategia para evitar enfrentamientos públicos.
Si bien el president continúa aferrado a su agenda institucional, los datos del Portal de Transparencia de la Generalitat sugieren un cambio de percepción que va más allá del protocolo. No es que la ciudadanía haya dejado de hacer regalos por costumbre, sino que, en momentos de tanta tensión política, ha dejado de ver razones para hacérselos al dirigente popular. Porque a todo esto hay que sumar una agenda pública cada vez más vacía, marcada por ausencias en eventos clave, renuncias discretas a fiestas populares y una creciente tendencia al mutismo fuera del argumentario, al parecer el president solo está cómodo en eventos de su partido en los que aparece con una sonrisa de oreja a oreja. El resultado es un perfil institucional que se ha ido apagando mientras crece el ruido a su alrededor y que se quedará en la sombra si el trato que tiene la ciudadanía hacia él continúa así.
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