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Puig redirige su discurso hacia el centro frente a la pujanza del PP de Mazón
El PSPV reúne a más de un millar de militantes y cargos municipales y autonómicos en la Marina de Valencia en el pulso preelectoral del fin de semana entre socialistas y populares
BURGUERA
Domingo, 3 de julio 2022, 14:38
Diez meses para elecciones. «Menos, quítale agosto y Navidad», advierte un experto asistente al acto, el Día de la Rosa, ayer en la Marina de ... Valencia, un evento que los socialistas valencianos organizan anualmente para darse ánimos y que este año ha coincidido en el mismo fin de semana con la conmemoración del PPCV del año de Mazón al frente del partido. Los socialistas afilan el discurso y seleccionan al enemigo a batir. Los populares, los malos. El votante más centrado, el objetivo. Ni palabra de Vox ni reivindicarse como los guardianes de las esencias obreras. Adiós a la idea de la «izquierda» y bienvenida la apuesta por «el modelo socialdemócrata». A por el centro.
Puig ya no se siente tan apretado por la izquierda. Bastante tienen sus socios en el Consell con aguantar el tipo de cara a la próxima cita electoral. Así, el PSPV se encara hacia el centro con dos líneas maestras en su argumentario: simpatizar con las clases medias y el votante del centro, y advertir de que el «cambio» que ofrece el PP es «volver al pasado».
Si los populares quisieron hacer este sábado una exhibición de pujanza y de cómo surfean sobre la ola buena que parece que les impulsa, los socialistas tocarón la corneta llamando a filas para demostrar también su poderío. Hace dos semanas, el secretario general del PSPV y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, aseguró que no estaba «para fiestas». En política todo cambia rápido y este domingo ya sí se mostró más proclive a la fiesta. Una vez dimitida Oltra, el líder socialista parece que se siente más cómodo y festivo.
Los cargos de la rosa y todos los parientes cercanos y lejanos recibieron llamadas durante la semana convocándoles a la matinal dominguera. Un millar largo acudió. No es poco. También es verdad que el PSPV tiene una colección de cargos públicos que rebosaría cualquier museo valenciano, nacional e internacional. Al acabar, cientos de personas se comieron el bocata junto a los autobuses que les trajeron a Valencia y los devolvieron posteriormente a sus comarcas.
Puig se abrigó de altos cargos del Consell, diputados de toda ralea, exdirigentes de postín, históricos como Ciprià Císcar… todos los que son y los que no son, o casi todos. Con invitados de UGT, CCOO o la patronal (Salvador Navarro, presidente de la CEV, ha tenido un fin de semana muy ocupado, acudiendo a la Marina y, el día antes, a la Alameda). La zona del escenario con su Ejecutiva, sus alcaldes y un despliegue urgente (para las fotos) de la juventud socialista con sus camisetas rojas. Tras la llegada de Puig y la ministra Diana Morant, acompañados de Bielsa (líder provincial) y Sandra Gómez (la cara municipal), a cantar el himno regional con algunas lagunas (lo de «ofrenar noves glòries a España» apenas se tararea), pero con aplauso final muy sentido. Adiós a las versiones instrumentales. Todos a cantar. A por el centro.
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Gómez abrió fuego augurando que España, la Comunitat y Valencia, de la mano de los socialistas, hará frente a «las dificultades, porque si las hay, el PSOE estará al lado de los ciudadanos», y afirmando que el PP desmanteló, arrasó y martirizó a la Comunitat. Gómez aseguró que la Gigafactoría de Volkswagen no habría venido de no haber estado Ximo Puig como jefe del Consell. En ese nivel de entusiasmo se movió la secretaria general de la ciudad de Valencia. Comparaciones con Madrid, el epicentro del mal, no faltaron tampoco en su discurso. «Esto va de que gane un modelo frente a otro», aseguró Gómez. Se impone el discurso de los modelos, se diluye la distinción de izquierda y derecha, como ya ocurrió con el de nueva y vieja política o el de «los de arriba» y «los de abajo».
Madrid, el 'antiejemplo'
Carlos Fernández Bielsa, alcalde de Mislata y secretario provincial del PSPV, también contrapuso modelos y apeló a la importancia de la militancia: «Decidle a la gente lo importante de seguir gobernando porque se trata de seguir avanzando. El municipalismo es muy importante para actuar de muro de contención de la derecha y la extrema derecha». Bielsa reclamó romper «el estado de ánimo que se transmite desde la televisión, a los cenizos de la derecha y la extrema derecha». Contubernio a la vista, porque, según Bielsa, «estamos muy bien», y dio paso a «la mejor ministra de España». Y habló Diana Morant, ministra de Ciencia e Innovación, para loar los siete años de Puig y asegurar: «Qué diferencia con lo que te encontraste, presidente». La ministra también contrapuso la Comunitat con Madrid, y rindió homenaje a los diferentes consellers socialistas, especialmente a Ana Barceló, ex de Sanidad, que ha recibido un aplauso de todos en pie. «No es casualidad que ahora venga Volkswagen, que se quede Ford», aseguró Morant, que se ha extendido tanto que le han puesto el himno socialista para que fuera abreviando. Es lo que tiene el entusiasmo, que se te hace corto todo.
Gómez, Bielsa y Durante loaron la gestión del Consell y del Gobierno, en contraposición con Madrid, la reserva espiritual del PP y eje del mal para los socialistas. Alcalde, vicealcaldesa y ministra (ni una mención a que tengan socios de gobierno) ensalzaron la figura de Puig, al que atribuyeron gran influencia en las decisiones de Volkswagen y Ford sobre sus plantas de coches. Por las palabras socialistas, los ejecutivos de Wolfsburgo y Detroit se decantaron por la Comunitat con una foto del líder del PSPV de fondo.
Puig recordó el aniversario del accidente de metro o el del Proff Spirit, y eso le sirvió para destacar que la Comunitat debe tener memoria. Menciones al Estatut, y también a «lo de antes», o sea, al PP. El líder del PSPV desplegó un discurso presidencial, muy institucional, incidiendo en el «trabajo para todos» y admitiendo que «este tiempo ha sido extraordinariamente difícil», en relación a la pandemia. «La sociedad ha sido corresponsable, y hay que dar las gracias también al sistema sanitario y a sus profesionales», señaló Puig, que recalcó la importancia del «diálogo social» y la colaboración de los sindicatos y la patronal. Puig, amigo de todos.
Solo faltan los marcianos
El dirigente socialista tiró de ironía para lamentar que durante la legislatura «nos ha pasado casi de todo, sólo nos ha faltado una invasión de los marcianos, pero ante todo ello hemos intentado dar la cara y ofrecer soluciones para dar una salida diferente frente al liberalismo, que ha fracasado». Que no descarte nada Puig, que aún queda legislatura.
«Los que no tienen proyecto sólo saben decir que ahora hay que bajar impuestos, aunque cuando estaban los subían y aquí pagaban más los que menos tenían, ese es el modelo del PP», señaló Puig en consonancia con el resto de discursos, una constante contraposición con la gestión del PP.
Puig dejó asomar brevemente la reivindicación de la infrafinanciación, cuando habían pasado 20 minutos de su discurso, y disculpó la baja ejecución de las inversiones del Gobierno por las «especiales dificultades». O sea, sin reproches al Ejecutivo central. Puig recuperó también la reclamación del para la Vega Baja, pero «sin enfrentamiento, con diálogo, solidaridad y equilibrio medioambiental». El líder del PSPV destacó las cifras de empleo («récord»), de todos los indicadores económicos, sociales, democráticos, de innovación… «estamos en el camino correcto, en el de la igualdad, entre todos estamos consiguiendo una nueva sociedad valenciana, porque la Comunitat ahora es fiable y es un espacio de acogida de grandes inversiones».
«El cambio es esto y lo otro es una mirada al pasado», remató Puig, una respuesta al mantra de Mazón y del PP («cambio» es la palabra que más utilizaron los populares el sábado). El 'elefante en la habitación', el eterno rival, se trasladó este domingo a la Marina con motivo del Día de la Rosa.
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