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EFE

No me representa

Un presidente del Gobierno que no actúa como un estadista sino como un activista y que se sirve de causas nobles para sus oscuros intereses no me representa

Pablo Salazar

Valencia

Lunes, 15 de septiembre 2025, 23:41

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El movimiento del 15-M, esa protesta ciudadana supuestamente espontánea que en 2011 tomó las plazas principales de las grandes ciudades, hizo fortuna con lemas ... sencillos que venían a simbolizar la indignación popular por la crisis económica y la actuación de la clase política. Gobernaba Zapatero pero como suele ser habitual cuando es la izquierda quien tiene el poder, esta corriente no pretendía acabar sólo con el Ejecutivo socialista sino, ya de paso, con la alternancia PSOE-PP, con la Corona y con el capitalismo. Uno de aquellos lemas era el de «no nos representan», ni los unos ni los otros, eufemismo hábilmente empleado por la izquierda radical para vistiéndose de 'nueva política' recetarnos las medicinas comunistas de toda la vida: el intervencionismo económico y el control estatal de los medios de comunicación, por citar sólo dos ejemplos. Porque el movimiento 15-M, como ya sabe todo el mundo, arrancó con la invocación a «la transversalidad» pero acabó siendo el enésimo experimento del comunismo español para ampliar su base sociológica. De los restos de las acampadas nació Podemos, que con Vox y Ciudadanos (q.e.p.d.) sepultaron el bipartidismo. Con otro Gobierno socialista asistimos hoy a una degradación de la vida política y a un ataque a las instituciones como no se había registrado en la reciente historia de la democracia en España, periodo que nace tras la muerte de Franco y se oficializa con la Constitución de 1978. Afirmar que la situación es de una extrema gravedad resultaría insuficiente para expresar el peligro al que nos enfrentamos por la psicopatía de un personaje sin escrúpulos ni moral que está dispuesto a todo con tal de mantenerse en el poder. Así que cogiendo prestado el lema de hace catorce años proclamo que este presidente del Gobierno no me representa. No porque se ponga del lado de la causa palestina y en contra del genocidio que está cometiendo Israel, que es una postura que calquier persona de bien debería suscribir, sino porque con tal de ganar votos es capaz de arriesgar la vida de unos ciclistas que acabaron pagando el pato de un conflicto en el que ellos no deben entrar. No me representa quien en lugar de comportarse como un estadista actúa como un activista. No me representa un sectario despiadado que protesta enérgicamente contra Israel mientras acude solícito a rendir pleitesía al régimen comunista chino, un sistema atroz que viola sistemáticamente los derechos humanos. No me representa el amigo de Zapatero, blanqueador del sátrapa Maduro. No, alguien así no me representa.

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