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Pilar Bernabé tiene sobre la mesa su primera patata caliente como secretaria general del PSPV de la ciudad de Valencia. Hasta tres representantes de los ... pelayos, el sector mayoritario en el socialismo de la capital, han presentado o barajan presentar su candidatura para dirigir otras tantas agrupaciones locales del partido. Tres agrupaciones del total de ocho en que se divide el PSPV del cap i casal. Y todo ello, a espaldas del incipiente liderazgo de Bernabé, que hace poco más de dos semanas sacaba adelante una ejecutiva en la que esa corriente obtenía menos presencia de la que esperaba en la dirección.
«Este es un proceso que es la consecuencia directa de cercenar el futuro o las expectativas de la gente. Cuando se lo quitas todo se lo das todo», reflexiona un excargo del socialismo de la ciudad de Valencia. La designación de Bernabé como líder local, ungida por Pedro Sánchez como referente federal del PSOE al auparla al número 4 del partido, la elevó de forma automática al cartel electoral para la alcaldía. El PSPV asumió la orden de Ferraz, de la misma manera que se aceptó en su día, y sin chistar, la de que Diana Morant tenía que ser la líder del partido.
Con Bernabé, no obstante, había una diferencia. Sánchez no sólo ha verbalizado en varias ocasiones el reconocimiento a su trabajo, sino que además el PSPV también admite que su labor desde la dana del 29 de octubre, dejando en evidencia la gestión política de la Generalitat ese día y los posteriores, la ha convertido en el gran referente electoral del partido. Los movimientos de los pelayos, con su líder Borja Sanjuan aupado a Les Corts por el síndic del PSPV y representante de este sector José Muñoz, se frenaron en seco a la vista de la evidencia. Sánchez quería a Bernabé. No habría discusión.
La también delegada del Gobierno confeccionó una ejecutiva local del PSPV sin concesiones. Y ese hecho, unido a la percepción de que las expectativas del grupo de los pelayos se desvanecían, han derivado en un movimiento que algunos cargos del partido califican de «motín» contra Bernabé.
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Hasta cuatro tres del sector de los pelayos, Borja Sanjuan, Borja Santamaría y Juangra Martínez habrían movido ficha o estarían midiendo sus opciones para presentarse como aspirantes a la secretaría general de otras tantas agrupaciones locales de la ciudad. El movimiento, a espaldas de Bernabé, buscaría consolidar una posición orgánica en el escalón inmediatamente inferior al del liderazgo de la delegada del Gobierno en el PSPV de la ciudad. Una fórmula de garantizar la continuidad como grupo organizado en el seno del partido en el cap i casal, y quizá también una forma de presionar a Bernabé de cara a la confección de la candidatura para 2027.
Las fuentes consultadas por este diario admiten su extrañeza por el órdago de los pelayos –que reciben esa denominación porque la antigua sede del partido en la ciudad se encontraba en la calle Pelayo-. Entre otras razones, por el carácter de desafío que el movimiento tiene hacia Bernabé, considerada poco menos que intocable tras recibir el apoyo explícito de Sánchez. Y que, pese a no pertenecer a ese sector, siempre había mantenido una relación de entendimiento con ellos.
Por eso, y porque el sector encabezado hasta hace pocas fechas por la ahora eurodiputada Sandra Gómez se presentaba poco menos que como representantes de una nueva política, alejada de las tradicionales batallas internas del socialismo valenciano. Los pelayos eran, se suponía, un soplo de aire fresco en el PSPV local que, sin embargo, recurre ahora a las tradicionales zancadillas orgánicas para tratar de conservar su espacio dentro del partido.
Bernabé también ha movido ficha. En alguna de esas agrupaciones ya ha anunciado la presentación de un candidato contra el aspirante pelayo. En el caso de Abastos, por ejemplo, Luis Meliá se medirá a Borja Sanjuan, que es el único que ya ha formalizado su candidatura a esa secretaría general. La delegada del Gobierno, ticket electoral con Morant (como ella misma se ha definido), afronta un desafío orgánico del que podría salir tocada. O reforzada si consigue impedir que los pelayos consoliden su posición en las agrupaciones locales.
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