El espejo en el que Compromís no quiere mirarse
La complicidad de Jorge Rodríguez con Mónica Oltra contrasta con la distancia que los dirigentes de Mes mantienen con la exvicepresidenta
«Muchísimos votantes no entenderían…». Joan Baldoví lanzó este miércoles un mensaje contundente a Mónica Oltra por su coqueteo con el partido de Jorge Rodríguez. ... El síndic de Compromís en Les Corts vino a decir que la exvicepresidenta se está permitiendo el lujo de dejarse ver con el líder de un partido que en verano de 2023 propició que la presidencia de la Diputación de Valencia recayera en manos del PP. Y es cierto, tanto como que por esa misma época Compromís no tuvo problema en recibir los votos del PP para que Maria Josep Amigó se convirtiera en secretaria segunda de Les Corts y le cortara el paso a Josefina Bueno, la candidata del PSPV.
Oltra, es cierto, se ha dejado ver en diversas ocasiones con el exdirigente socialista y alcalde de Ontinyent. Eso no implica nada, per se. Rodríguez atravesó un complicado proceso judicial del que salió absuelto y a partir del cual dio impulso a su nuevo proyecto político. Y Oltra vive aún a día de hoy un complicado proceso judicial, del que confía en salir indemne. Y su decisión respecto a si decide o no regresar a la primera línea política es, ni que decir tiene, exclusivamente suya. Hay paralelismos entre la situación que vivió Rodríguez y la que ahora atraviesa la exlíder de Compromís, y pueden hablar de ello, o de lo que consideren oportuno, sin que eso se traduzca en un fichaje electoral de ningún tipo.
Ens Uneix, el partido de Rodríguez, querría incorporar a Oltra a su candidatura electoral. Así lo ha proclamado el propio líder del partido en más de un ocasión. No constan declaraciones públicas de la exvicepresidenta proclamando que ese deseo coincida con sus expectativas. No constan esas declaraciones, ni tampoco las contrarias. El partido de Rodríguez alimenta una especulación que ayuda en ese proceso de darse a conocer como partido político. Y Oltra envía un mensaje obvio de que puede hablar, faltaría más, con quien considere oportuno.
Quizá esa sea la clave más llamativa. Oltra habla con el líder de otro partido, sea de política o de lo que sea. ¿Habla también con dirigentes de Compromís? Es decir, ¿Baldoví ha llamado a Oltra para preguntarle por su situación, sus expectativas, su horizonte personal? ¿Lo ha hecho Amparo Piquer? ¿Y Àgueda Micó? ¿En qué momento los dirigentes de Mes comenzaron a considerar que Oltra pertenece a un partido que no es Compromís? Porque cabe suponer que si la tuvieran por compañera de partido, se habrían interesado por la evolución del proceso judicial que en su día le obligó a dejar el cargo. ¿Compromís ya no confía en Oltra?
Las respuestas a esas preguntas apuntan todas en la misma dirección. El antiguo Bloc parece haber decidido soltar amarras con Iniciativa, el partido de Oltra, ahora que la líder aguarda en el dique seco una resolución a su situación judicial. Porque mientras la exvicepresidenta estaba en la primera línea política, convertida en el principal referente de la izquierda valenciana, a Mes le interesaba mantener esa coalición con el partido del veterano Pasqual Mollà.
¿Y sin Oltra? Entonces el escenario es otro. Jorge Rodríguez y sus citas con Oltra representan precisamente lo que Mes no está haciendo. El espejo en el que el partido de Baldoví, de Piquer y de Micó no se quieren mirar, el de mantener una relación, alguna relación, con la exvicepresidenta del Consell, siquiera de tono personal, para mostrar apoyo o para ofrecerle aliento. O para escucharla. Mes ha decidido que eso no es necesario, pero ahora sucumbe al temor del daño electoral que podría provocar para la coalición que Oltra fuera candidata con otras siglas.
Rodríguez y Oltra hablan, y Compromís se pone a tiritar. Y en lugar de dirigirse a la exlíder de la coalición, envía mensajes con tono de advertencia, como si a la exvicepresidenta se le pudiera acusar poco menos de servir de coartada a la derecha. Como si eso fuera a salirle gratis. Como si el mismo Compromís que ahora quiere erigirse en guardián del progresismo no hubiera pactado con el PP la alcaldía de Sueca, la localidad, por cierto, de la que también fue alcalde Joan Baldoví.
Rodríguez ha expresado públicamente su deseo de que Oltra fuera el cartel electoral de su partido para la alcaldía de Valencia. No está claro, no obstante, que esa afirmación se haya traducido en una oferta en firme. Y por supuesto, no se sabe nada de la eventual respuesta que recibiría de la exlíder de Compromís (que algo tendría que decir, en el caso de aceptar, de la composición de esa candidatura). En todo caso, lo que sí se percibe es la creciente brecha entre los partidos que forman la coalición nacionalista. La ruptura entre Àgueda Micó y Alberto Ibáñez en el Congreso, la falta de diálogo donde antes había complicidad y la percepción de que a Oltra no sólo no se le intenta mantener cerca, sino que se le enseña la puerta de salida.
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