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El nombramiento de Enrique Navarro como subdirector de Cultura no ha sido una elección pacífica. Mas bien todo lo contrario. La selección de Navarro se ... ha visto envuelta en polémica al tratarse de un alto cargo condenado en la última pieza del caso Gürtel, la que hacía referencia a pequeñas contrataciones de la Generalitat con la red delictiva.
Fue uno de los primeros acusados que decidió pactar con la Fiscalía para asegurarse una rebaja de pena y que la inhabilitación no afectara a su condición de funcionario, es decir, que pudiera seguir con su carrera profesional. Ahora vuelve a un puesto de relevancia en el área de cultura, según ha adelantado Valenciaplaza.
Fuentes del departamento autonómico recordaron que la condena le impide ser contratado en puestos de carácter eventual, como asesor o director de gabinete, pero no le paraliza la progresión en la Generalitat con su condición de funcionario.
Enrique Navarro fue jefe de gabinete de la consellera Alicia de Miguel. Su conformidad, un acuerdo con la Fiscalía, incorporaba un elemento añadido: su actuación fue para cumplir las órdenes de De Miguel en un intento de ganarse la atención del presidente Francisco Camps. Tanto la consellera como el presidente resultaron absueltos en el juicio que se celebró el pasado año. En realidad, solo fueron condenados aquellos que previamente habían confesado. Navarro detalló en su momento cómo se favoreció a la trama, capitaneada en la Comunitat por Álvaro Pérez, 'el Bigotes'.
El PSPV ha criticado la decisión. De hecho, ha reclamado la dimisión «inmediata» del conseller de Educación, Universidades, Cultura y Empleo, José Antonio Rovira, y que «se dé marcha atrás al nombramiento indigno como subdirector general de Cultura a Enrique Navarro, un condenado por el caso 'Gürtel', una caso de corrupción del PP que forma parte del pasado más sucio de la política valenciana».
El diputado José Chulvi considera que los valencianos «no pueden continuar con este desprecio a la cultura». «El gobierno del Ventorro hace tiempo que ha superado todos los límites éticos: hemos sufrido episodios de censura, insultos, acoso al sector cultural y a personas concretas, abandono de víctimas mortales, y ahora, una más», criticó.
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