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El líder del PP, Pablo Casado, este domingo en Ávila. EFE
Casado se ve en la Moncloa si se convocan nuevas elecciones el 10 de noviembre

Casado se ve en la Moncloa si se convocan nuevas elecciones el 10 de noviembre

Afirma que el PP no quiere volver a las urnas, pero de ser así su partido «volverá a liderar el país»

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Lunes, 2 de septiembre 2019

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Pablo Casado cree que si hay una repetición de las elecciones generales sus posibilidades de instalarse en la Moncloa son elevadas. «Muy pronto seré el tercer abulense presidente del Gobierno de España», profetizó este domingo en el acto de apertura del curso político del PP en los jardines del parador de Ávila. Pero alcanzar ese objetivo, reconoció, exige reagrupar el disperso voto de centroderecha en su partido o bien en la alianza electoral España Suma.

Las bulliciosas aperturas del curso en el PP ya no son lo que eran. Las multitudinarias romerías en Galicia, primero en el Monte do Gozo, después el castillo de Soutomaior y, por último, en la Carballeira de San Xusto, con su aroma a pulpo y empanada y las gaitas de fondo, han dado paso a un acto más recoleto, más castellano, en las murallas de Ávila, que congregó a medio millar de dirigentes y simpatizantes populares para escuchar al líder del partido. El anfitrión ya no era Alberto Núñez Feijoó, el barón de barones, pero allí estaban los novatos presidentes de Castilla y León y Madrid, Alfonso Fernández Mañueco e Isabel Díaz Ayuso. Una muestra del cambio de los tiempos en el PP.

Casado desgranó un discurso más contenido, nada que ver con el verbo agresivo de sus primeros meses al frente del partido, pero que rezumaba optimismo por todos sus poros. La repetición de las elecciones, el nubarrón que todo lo tiñe en la escena política, fue el eje conductor de su intervención. «Nos pueden venir bien», razonó el líder de los populares, porque «reforzarían nuestro papel» ya que después de contar los votos «habría un cambio en los bloques» a derecha e izquierda. Pero Casado enfrió la ebullición: «El PP no las quiere porque es un partido responsable» y no desea, según sus medidas palabras, prolongar el bloqueo político que vive España desde las elecciones del 20 diciembre de 2015. «Sería -apostilló- una tomadura de pelo».

Aunque dicho esto, si hay que volver a votar el 10 de noviembre, la posibilidad más real hoy en día ante la falta de acuerdo para gobernar de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el PP «está preparado para volver a liderar este país». Si hay nuevas elecciones, remachó, el PP «desbloqueará la situación», pondrá fin a los cuatro años y medio de parálisis, y él se convertirá en el tercer abulense tras Adolfo Suárez, natural de Cebreros, y José María Aznar, de Madrid pero cuya primera candidatura al Congreso fue por Ávila, que se instala en la Moncloa.

Los populares encararían con buenas expectativas una nueva cita con las urnas. Consideran que su estrategia de pactos autonómicos con Ciudadanos y Vox ha sido todo un éxito porque han retenido todo el poder territorial que tenían, con la excepción de la Rioja, con el añadido de que gobiernan en Andalucía desde enero. Confían asimismo en recuperar buena parte de los votos que el 28 de abril se fueron al partido de Santiago Abascal, que pasó de ser una fuerza testimonial a sumar 2,6 millones de votos, si bien parece haber perdido fuelle. En la dirección de la calle Génova de Madrid también creen que podrían rescatar apoyos que volaron hacia los liberales, a los que solo aventajaron en 200.000 papeletas.

España Suma

Esta 'operación reconquista', de acuerdo al análisis de Casado y su equipo, se vería facilitada si cuaja la alianza España Suma. El secretario general del PP, Teodoro García-Egea, lanzó la propuesta en agosto con la idea de unir fuerzas con Ciudadanos, sin descartar a Vox, ante una nueva cita electoral. La oferta, por ahora, ha pinchado en hueso entre los liberales y la extrema derecha, pero el PP no la ha archivado. Cree que algunas circunscripciones es factible, sobre todo en la que reparten pocos diputados y en las que la dispersión del voto de centroderecha alimentó la victoria del PSOE. La alianza, asimismo, sería una poderosa arma electoral para hacerse con el control del Senado, cámara en la que los socialistas disfrutan ahora de mayoría absoluta también por la fragmentación del electorado conservador.

«Allí donde el PP ha sumado, España ha sumado», afirmó Casado para dejar claro que, pese a los iniciales rechazos de los potenciales aliados y de algunas resistencias internas, no renuncia a la idea. La coalición solo pudo formalizarse en Navarra en las últimas generales y fue la primera fuerza, aunque luego no ha podido gobernar por el pacto del PSOE con los nacionalistas y Podemos.

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