Elegante cata en Mas Ferrat
Bodega Zapata conquista con un viaje vinícola desde el terruño ribereño hasta la emoción
Viernes, 14 de noviembre 2025, 00:13
GPS. Cuando uno llega a una cata de Bodegas Zapata, como la que se organizó recientemente en Mas Ferrat, entiende rápido que aquí el vino no es solo vino. Cada botella es una historia contada lentamente, en voz baja, con mucha paciencia y con ese orgullo humilde que nace de cuidar cada cepa como si fuera un caballo pura sangre. Javier Ortiz y Aitor Zapata lo deja claro en cuanto se descorcha la primera botella: su proyecto es un homenaje a dos pasiones que caminan juntas, el vino y los caballos, y se nota en cada detalle.
Bodegas Zapata es, ante todo, una bodega boutique con una producción limitada, ya que apenas tiene unas 60.000 botellas anuales y una bonita obsesión por la excelencia. No buscan hacer mucho; buscan hacerlo bien.
Y en Mas Ferrat, copa en mano, se notó. Los asistentes a la cata lo agradecieron, puesto que con cada botella descorchada, con cada sorbo de vino se trasladaron hasta La Horra, en pleno 'Triángulo de Oro' de la Ribera del Duero, donde los viñedos centenarios de la Bodega Zapata sobreviven a inviernos duros y veranos secos, dibujando una uva con personalidad propia.
La velada en Mas Ferrat avanzó con la naturalidad de quien comparte algo íntimo. Y así llegó la cata como tal, encabezada por tres vinos que hablaron por sí solos. El blanco Albillo Bodegas Zapata, perfecto para acompañar aquellas lubinas de acuicultura canaria que Mas Ferrat preparó a la brasa especialmente para la ocasión. Venían impecables, brillantes, con ese punto de mar que hace que un vino blanco saque pecho. Después entraron en escena los tintos: el Tinto Selección y el Crianza de Bodegas Zapata, que maridaron con un estofado de caza cocinado a fuego lento y con un arroz de pato, setas y foie. Mas Ferrat no creó un menú cerrado, sino tres platos pensados para que cada vino encontrara su sitio, su pequeña historia compartida. Al final, la sensación era clara: más que una cata, había sido un viaje lleno de emoción.