Investigadores de la Universidad de Edimburgo han hecho un descubrimiento histórico: una bacteria común, la Escherichia coli, es capaz de descomponer residuos plásticos y dar ... como resultado paracetamol, el popular medicamento que casi todos hemos tomado muchas veces contra fiebres y dolores.
El milagroso hallazgo es muy prometedor, se suma a otros anteriores en la línea de eliminar los problemáticos residuos de plástico y aporta además la novedad de ofrecernos como 'residuo' un medicamento muy utilizado. Pero por otro lado cabe que se planteen dudas y debates muy intensos, también inquietantes.
Cuando proliferan noticias que nos advierten sobre la preocupante proliferación de microplásticos en nuestros organismos, que circulan por la sangre y hasta se han encontrado en cerebros, ¿cómo se te queda el cuerpo al pensar que esa pastilla de paracetamol que te vas a tomar, porque te duele la cabeza, quizá provenga de una botella que a saber qué contuvo y flotaba entre mucha porquería en el océano? Para 'tranquilizar' a quienes opten por ideas aprensivas, los científicos escoceses han aclarado que el paracetamol que tomamos hoy todavía no se 'hace' de botellas de plástico, sino que proviene del petróleo. Toma ya. Y nosotros tan panchos y conformados.
La bacteria E. coli convierte residuos problemáticos en un medicamento que hoy proviene del petróleo
En realidad, una muestra más, por asquerosa que pueda resultar a algunos, de que todo es química, nosotros somos química y al final es cuestión de darle a todo vueltas y más vueltas hasta encontrar la solución. Investigación y tecnología para conocer que tal molécula puede ser venenosa de tal manera o beneficiosa de otra.
Pero hay más señales turbadoras. La bacteria que obra este prodigio, la Escherichia coli, está en nuestros intestinos y contribuye a que todo marche bien, formando parte de esos casi dos kilos de microorganismos a las que tenemos que agradecer que sigamos vivos. Solo algunas cepas de E. coli pueden causarnos problemas adicionales de cólicos y fuertes diarreas, pero por no haber tomado cuidados necesarios al beber cualquier agua o comer verduras crudas sin lavarlas bien.
Así que tenemos una bacteria con mala fama que llevamos encima y unos microplásticos que cada vez están más en nosotros, sin que nadie sepa aún qué grado de problemas o interferencias orgánicas pueden provocar. ¿Será ciencia ficción pensar que en un futuro dispondremos de nuevos equilibrios internos que nos 'limpiarán' los 'filtros' de vez en cuando?
De momento alegrémonos de que se vayan encontrando soluciones tan prometedoras para eliminar las montañas de plástico de océanos y vertederos. Lo mejor será seguramente que, junto a los esfuerzos de reducir y reutilizar, se sume el de reconvertir lo contaminante y problemático en materias útiles. Salvo que salga alguien y diga que si eliminamos las islas de plástico de los mares con E. coli llenaremos el agua de paracetamol y fastidiaremos a los peces. Ya verán.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.