La violencia y la inmigración
Chistian Lupiañez, de Mataró, es el principal agitador de la 'cacería de inmigrantes' de Torre Pacheco. Como todos los que se dedican a obtener protagonismo ... mediante soflamas de odio, pretende encontrar un sentido a su humilde existencia. La notoriedad y la importancia que ahora mismo los medios le otorgan le ponen un plano de relevancia que le es imposible alcanzar mediante métodos pacíficos. Todos necesitamos encontrar un 'para qué' existimos, algo que nos permita caminar el pesado fardo de la vida con la convicción íntima de que estamos poniendo nuestro grano de arena para que las cosas (el mundo) vayan un poco mejor, aunque muchas veces no tengamos esa conciencia, inmersos en el ruido de la vida cotidiana.
Pienso también en el joven de treinta y pocos que acaba de pisar la cárcel por haber dejado ciego de un ojo en Valencia a un indigente que nada le había hecho. Este valiente, sin mediar palabra, le dio un brutal puñetazo en la cara con lo que parece que fue un puño americano (un guante ribeteado de tachones metálicos). ¿Por qué lo hizo? He entrevistado a suficientes hombres violentos para saber la respuesta: cuando te sientes un cero a la izquierda mantienes un pulso amargo con el mundo, y eso le da a uno derecho a sentirse mejor haciendo daño a otros. Así, de sencillo. Presos de un vacío existencial, estos personajes encuentran en movimientos sociales o en actos solitarios violentos un modo de mantener controlada la angustia moral que padecen.
Claro que algunos inmigrantes son delincuentes. Y los habrá también enfermos mentales. Es inevitable en una gran masa humana encontrar gente con dificultades y que provocan dolor, pero España no tiene un problema de seguridad ciudadana por el marroquí o el rumano que trabaja mucho por un sueldo básico, o por los que roban y agreden sexualmente, ya que los españoles (porque somos muchos más) en esto ganamos por goleada. Sí lo tiene en cambio con las mafias rusas y albanesas, cuyo volumen de crimen organizado va en aumento aunque, eso sí, no altera las calles (salvo el ajuste de cuentas ocasional y siempre y cuando consideremos que la trata de personas y la abundancia de droga es un problema que no nos afecta). Esto no quita para que tengamos una política de inmigración sensata y ordenada, que no tenemos. Por ejemplo, no hay nada pensado cuando los menores acogidos aquí cumplan la mayoría de edad. No basta con pedir solidaridad, hay que crear las condiciones para que la gran mayoría de inmigrantes pueda vivir dignamente. Eso es más barato que pagar luego los gastos de tribunales y penas de cárcel. Siempre existirán los que van a pegar o matar a otros para sentirse mejor. Lo que hay que evitar es que prosperen.
Siempre existirán los que van a pegar o matar para sentirse mejor. Lo que hay que evitar es que prosperen
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión