El Grupo de Neuroingeniería biomédica perteneciente a la Universidad Miguel Hernández ha hecho un estudio curioso en el museo de El Prado. De entre los ... muchos admiradores de la célebre obra de El Bosco 'El jardín de las delicias', los investigadores seleccionaron a cincuenta y dos voluntarios para analizar qué es lo que más les interesaba de esta célebre pintura, compuesta por tres partes diferenciadas: el Paraíso, a la izquierda; en el centro, la vida terrenal y el Infierno a la derecha. El método utilizado fue el uso de unas gafas especiales conectadas con un ordenador, de tal modo que se podía registrar con gran precisión qué partes del cuadro captaban el mayor interés de los voluntarios.
El resultado: los visitantes observaron durante 33,2 segundos los diferentes rincones del Infierno, frente a los 26 segundos de la Tierra y los 16 del Paraíso. El Bosco pintó la crueldad del sufrimiento como retribución por los pecados cometidos, el dolor eterno merecido a los que malgastaron con su iniquidad su vida en la tierra. Hay pues una lección moral, derivada del dogma cristiano (común a muchas religiones) pero hay otra razón fundamental que nos impulsa hacia el Infierno: estamos predispuestos por nuestra herencia evolutiva a prestar atención a todos aquellos acontecimientos que se vinculan con nuestra supervivencia.
Esta es la razón por la que, desde los orígenes del periodismo, las noticias de crímenes son tan populares, así como de la perenne permanencia del relato criminal en las artes narrativas. Piensen en 'La Ilíada', levantada sobre un secuestro y una guerra de venganza; o en las tragedias de Shakespeare donde la sangre y las pasiones humanas que la derraman conforman el núcleo de las tramas ('Hamlet', 'Otelo', 'Ricardo III'). Y en el cine la fascinación por el mal y el crimen está en su propia carta de natalidad: 'El Gabinete del Dr. Caligary' (acerca de un asesino serial y un médico que lo esclaviza, 1920), El Dr. Mabuse (un genio del crimen, 1922) 'Asalto y robo de un tren' (primer 'western' de la historia, 1903).
El género criminal y el periodismo de sucesos nacen de ese interés por contemplar el Infierno
El hombre como víctima de la fiera depredadora y las catástrofes (ya sean provocadas por la mano del hombre o por la naturaleza) siempre nos han amenazado desde que pusimos el pie en el planeta como homínidos del género homo, hace más de dos millones de años. El Bosco nos habla de la supervivencia en el más allá pintando terrores que identificamos, porque han ocurrido en esta vida. Los animales que nos daban caza durante el 99,5% de nuestro pasado como especie dieron paso en los últimos cinco mil años al criminal que nos podía matar. Todo el género criminal y el periodismo de sucesos nacen de ese interés por contemplar el Infierno.
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