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El President de las tragedias

La tragedia de la dana no tuvo a un Gobierno en alerta: tuvo a un Consell prácticamente inerte, y a un President comiendo parsimoniosamente, al que no parecía interesarle lo que estaba pasando ahí afuera.

RUBÉN MARTÍNEZ DALMAU

Domingo, 2 de noviembre 2025, 00:02

La política, en su más noble acepción, no es otra cosa que la gestión del bien común: el arte de anticiparse a los problemas, de ... proteger a la ciudadanía, de ejercer el poder siendo consciente de sus consecuencias. Por eso, el ejercicio de la política exige una virtud fundamental y no negociable: la responsabilidad. No se trata del mero control de las cuentas, sino de la responsabilidad de verdad: la ética, la que obliga a un líder a ponderar el valor supremo de la vida humana por encima de cualquier otra consideración, agenda o frugalidad personal. Esa responsabilidad es un contrato tácito entre gobernantes y gobernados: si las decisiones adoptadas causan daño, si la omisión produce tragedia, debe haber una respuesta política a la altura del daño causado. Eso es ser responsable.

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