Territorio TikTok
Han entrado de cabeza y un poco a lo loco. Los dos grandes partidos, siempre a la caza del voto juvenil, no porque les preocupe ... la mocedad, sino porque su papeleta vale lo mismo que la de un talludo sólo que además se puede manipular mejor, meten sus zarpas siempre interesadas en el universo TikTok, que es la red de la juventud que baila, brinca, bambolea, besa y bascula hacia un lado o hacia el otro. Mucho criticar a Vox, pero cuando han descubierto que el éxito voxero entre los jóvenes se debe, parece ser, a su arraigo en esa red cuyo epicentro reside en China (detalle importante), le copian.
De todas formas, esto de ver a líderes de nuestra corrala fingiendo simpatía como de naftalina y guisos rancios para captar la atención de los mozos, destila un toque patético que, en fin, nos entristece a los viejunos. Nuestro corazón se nubla, nuestra alma se aturulla y se nos quiebra el espíritu cuando de nuevo comprobamos que, por un voto, son capaces de arrastrarse por el fango, incluso por el fango de las redes. No quiere uno políticos 'tiktokers' o 'influencers'. Pero esta es una batalla perdida. Apuntan los expertos que con la irrupción en la red china que exhibe la danza chorra y la merluzada superior, apelan a ese voto emocional que se basa, precisamente, en la impresión banal, no en la reflexión mínima. Las redes erosionan las leyes de la democracia porque deforman los paladares que son simples y los que no lo son tanto. Preferiría que los políticos no jugasen en esos territorios, y que no se peleasen en esos antros virtuales porque rebajan un nivel que ya andaba herido, pero esto es imposible. Votaría al partido que prescinda de las redes, y me importaría un bledo su ideología. Pero no encuentro ninguno que se niegue a participar en semejante aquelarre absurdo. Ni en España ni en el mundo. Estamos perdidos. Fin.
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