La tilde de Valencia es lo de menos
Lo que de verdad importa es que la ciudad recupere la versión en castellano y se imponga la doble denominación frente a la tesis nacionalista/socialista
Entiéndase lo que quiero decir. Claro que las tildes son importantes, ya lo creo. Los móviles están reñidos con los acentos y son pocos los ... que los ponen en los mensajes de Whatsapp. Además, los jóvenes -incluidos los universitarios, que hoy son legión- tienen serios problemas para no cometer faltas de ortografía (consecuencia de leer entre poco y nada) y antes o después aparecerá un movimiento (si es que no existe ya) para que cada uno escriba como le dé la gana porque eso, nos dirán, es más igualitario y menos clasista. Mientras tanto, contra toda esperanza, algunos mantenemos abierto el conflicto del sólo/solo, con tilde o sin tilde, una batalla en la que no pensamos rendirnos aunque la RAE ataque con todas sus fuerzas. Así que cuando afirmo que la tilde de Valencia, en valenciano, si tiene que ser abierta (València) o cerrada (Valéncia) no es la clave del asunto, me refiero a que lo que de verdad interesa es que se apruebe la doble denominación, en castellano y en valenciano, de tal forma que todo el mundo se sienta a gusto. pero sobre todo, que se respete la legalidad vigente. Vemos a este respecto qué dice el artículo 3 de la Constitución: «1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. 2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos. 3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección». Y acudamos ahora al Estatuto de autonomía de la Comunitat Valenciana (así, sólo en valenciano, gentileza de la reforma Camps), que en los dos primeros apartados del artículo sexto establece lo siguiente: «1. La lengua propia de la Comunitat Valenciana es el valenciano. 2. El idioma valenciano es el oficial en la Comunitat Valenciana, al igual que lo es el castellano, que es el idioma oficial del Estado. Todos tienen derecho a conocerlos y a usarlos y a recibir la enseñanza del, y en, idioma valenciano». En definitiva, donde está el meollo del asunto de la denominación de Valencia no es en la tilde de la versión en valenciano sino en la recuperación del castellano. En el cumplimiento de la normativa sobre la cooficialidad de las lenguas. En el respeto al bilingüismo. La decisión adoptada por el Ayuntamiento presidido por María José Catalá es lógica y devuelve la normalidad que nunca se debería haber perdido si no fuera porque los nacionalistas de Compromís, con el concurso necesario de los socialistas (siempre igual), aprobaron que Valencia dejara de ser Valencia.
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