Son dos vidas absolutamente normales y encauzadas que podrían haber terminado en una ruptura normal y que acaban en un asesinato». Así define mi compañero ... Arturo Checa lo que ocurrió en el crimen de Patraix. Lo hace en el podcast dedicado al célebre caso que este diario ha estrenado. Eso es lo que más me llama la atención de este suceso, los perfiles aparentemente anodinos de los protagonistas, la situación nada anómala en que se desarrolló y la sucesión de decisiones erróneas y atropelladas que se fueron tomando para salir de unas vidas insatisfactorias.
Reconozco que no soy público potencial de este tipo de noticias manchadas en sangre, no suelo recrearme en ellas ni en lo que esconden detrás. Pero este caso tiene unos ingredientes a los que es difícil no prestar atención y sobre todo unos personajes cuya psicología es complicada de adivinar. Es a lo que más vueltas le he dado en los meses en los que he trabajado en ese podcast, mano a mano junto a Juan Antonio Marrahí y Amalia Yusta.
Hay una fascinación difícil de explicar en lo cotidiano, en los motivos que provocan que lo cotidiano se quiebre. En observar a la gente corriente y descubrir los secretos inconfesables que esconden y las caras que tratan de ocultar. Esos eran Maje y Salva, y también Antonio, verdugos y víctima. Durante el proceso de guion y montaje hemos repetido muchas veces aquello de «podría ser alguien de nuestro alrededor», «podríamos conocerlos», «podríamos ser uno de nosotros». Esas frases absurdas a las que recurrimos cuando nos sacan de nuestra lógica habitual. Como si en lo de matar hubiese alguna lógica.
En una conversación telefónica que mantienen ambos asesinos, y que hemos conocido gracias a las escuchas policiales Salva asegura a su amante que es imposible que le estén investigando, porque no cuenta con antecedentes penales ni le han preguntado por su posible coartada. «Eres una persona de a pie», le responde Maje, avalando la teoría de que sus perfiles cotidianos les protegen frente a cualquier pesquisa.
Personas de a pie, gente corriente, vecinos que siempre saludaban. Son los criminales que más nos asombran, porque su incriminación tal vez nos obliga a mirarnos ante un espejo y asusta lo que pudiéramos encontrarnos.
El reto en esta ocasión era entender las motivaciones de los asesinos, en qué momento decidieron traspasar los límites y ceder al mal. Y también intentar averiguar por qué ejecutaron un plan tan macabro con el único fin de iniciar una vida que les hiciera más felices. ¿No había otras soluciones?
¿Cómo llegaron hasta allí? En este podcast hemos seguido todos los caminos que ellos recorrieron con la finalidad de extraer conclusiones y averiguar en qué momento y por qué dejaron de ser personas de a pie.
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