El ruido

La cruda realidad es que la ciudadanía, el tejido social y empresarial de las zonas afectadas, ha sufrido un golpe mortal cuya recuperación se presenta a largo plazo. La luz de la esperanza se vislumbra en algunas poblaciones que van normalizando su día a día, pero lo que es incomprensible es que a estas alturas haya personas y poblaciones aún marcadas por el abandono.

Muchos son los interrogantes que surgen alrededor de la tragedia. Uno de ellos, relacionado con el sector productivo, es el que se plantean numerosos artistas falleros que desarrollan su actividad en l'Horta Sur, la Ribera o Camp de Turia, que han visto como sus talleres y trabajos han sido tragados por las aguas, al igual que parte de la industria artesanal textil ligada con la fiesta.

Faltan cerca de 120 días para que en la plaza del Ayuntamiento se dispare la primera mascletà oficial del programa de Fallas 2025, inicio que encadena en días posteriores otras actividades, por ejemplo, la salida de las primeras piezas de falla de los talleres. Para los artistas afectados el panorama es sombrío, por no decir descorazonador. Hay que comenzar ya a trabajar y saber la decisión de las fallas afectadas; decisiones que no se pueden demorar, sobre todo si están dispuestos a tener la falla que puedan, pasar página y dejarlo todo para el próximo ejercicio o, por el contrario, con gran sacrificio, colaborar económicamente con el artista para rehacer, por lo menos, lo perdido. Estoy seguro de que la solidaridad no faltará, como tampoco debe faltar la de las instituciones valencianas.