El centro se difumina
Entre unos y otros, van a conseguir que suba Vox
Todo lo fían a unas elecciones. Unos y otros. Compromís, apretando al PP valenciano con el argumento de que la mayoría actual no responde al ... sentir de la sociedad, y Núñez Feijóo, al PSOE nacional, anunciando que, de plantear una moción de censura, solo tendría como finalidad una convocatoria electoral. Imagino que todos ellos, más allá de los equilibrios para defender una cosa y su contraria según se trate, están convencidos de que vencerán en las urnas. Sin embargo, tengo mis dudas. Las encuestas no parecen mostrar un panorama claro y contundente. La única conclusión es que, entre unos y otros, van a conseguir que suba Vox. Los primeros, como reacción a sus extremismos y los segundos, a su indefinición.
Son malos tiempos para la lírica y, sobre todo, para los moderados. Yo no consigo encontrarme en ningún espacio. En el sideral, todo lo más. Con los extremos, no me caso, y con los del centro, empeñados en comerle terreno al más afín y radical, a un lado y a otro, menos aún. Es el perverso efecto de la polarización actual y de la histérica obsesión por el poder. El PP pretende combatir a Vox asumiendo su discurso, en lugar de hacerlo diferenciándose y seduciendo al votante de centro-izquierda que vive desencantado del extremismo del PSOE. Y éste, convencido de que no tiene nadie a su izquierda porque se ha metaformoseado con Sumar y ha neutralizado a Podemos, ha abandonado la socialdemocracia del felipismo. La única baza que le funciona para que ese votante moderado de izquierdas, incómodo con las posturas podemitas del sanchismo, le escoja sin taparse demasiado la nariz es que la alternativa no sea soportable. Por eso, Sánchez y los suyos explotan continuamente la herencia franquista de la derecha, para desincentivar a los centristas próximos que no quieren votarle, pero están mucho menos dispuestos a echarse en brazos de la derechona más rancia. Y, así, es un error que el PP tenga a Vox de ventrílocuo. Podrá quedarse con sus votos, pero perderá los de algunos centristas que podrían inclinar la balanza. Que siempre terminan por inclinarla.
En ese contexto, la reclamación de elecciones parece un intento por desacreditar el ejercicio actual del poder. Y, aunque es cierto que unos, por la presunta corrupción, y otros, por la evidente opacidad en torno a la tragedia, hacen que el votante se sienta alejado de aquel voto falto de datos, no por ello está decidido a cambiarlo a estas alturas. Aunque solo sea porque no ve alternativa. Aquel contexto ya no existe y el actual no invita, precisamente, al compromiso.
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