Treinta años después
El Micalet actualiza uno de los grandes éxitos del teatro valenciano
'Ballant, ballant' es un hito del teatro valenciano. Teatre Micalet la exhibió durante más de un lustro desde su estreno en 1996. Durante cuatro ... años giró fuera de la Comunidad. Un éxito refrendado por sesenta mil espectadores y el aplauso unánime de la crítica, además de la emisión de la obra en Televisión Española.
Treinta años más tarde, la compañía ha vuelto a producir este musical que recorre los últimos cien años de la vida de Valencia, extrapolable a cualquier lugar de España, con un joven reparto renovado, dada la exigencia física sobrehumana con cambios de vestuario milagrosos.
Casi como una necesidad para mantener la memoria colectiva a partir de las individuales fijadas en el escenario de un salón de baile donde pasan personajes representativos. Una crónica construida con la música de cada momento y sin texto.
El éxito está garantizado por el simpático desarrollo desenfado y cómico y el tono conmovedor, a pesar de algunos momentos dramáticos en el final de la república y la guerra civil. Lo facilita la identificación emotiva del espectador por medio de la música. Sobre todo en su época vivida. Sin palabras: la música, el movimiento, tantas veces pantomímico, y el gesto son suficientes para construir los avatares de los personajes.
Pero la obra necesitaba ensancharse añadiendo a la original sucesos de esos treinta años transcurridos. Así ha sido, incorporando episodios de la historia reciente: la era del pelotazo, la visita del Papa a Valencia, el ocio, el Mundial ganado por España, la emotiva escena de los voluntarios de la dana de octubre, e incluso una referencia al apagón de dos días antes delestreno. Estos avatares turbulentos del siglo XXI se han sumado a los del XX: los felices años veinte, el blasquismo, la monarquía, la república, la guerra civil, el franquismo, la llegada de los estadounidenses y los turistas, la irrupción del pop, los setenta y Nino Bravo, la agonía del régimen, la transición, las primeras elecciones, la música disco, la movida, las drogas, las olimpiadas, el techno del bakalao, los nuevos ricos y el final explosivo.
Joan Peris ha vuelto a dirigir con enorme eficacia, salvando la dificultad de las escenas paralelas. Xel Curiel reconstruye de forma magnífica las coreografías originales de Amparo Fernández. Isabel Requena, también actualizadora de la fundamental peluquería, recrea aquel vestuario de Ximo Montón y Enric García. La escenografía no ha cambiado: se mantiene la de Josep Simon, ahora con Eduardo Díaz. En iluminación se observan las mejorías técnicas. Vicent Cubells ha respetado la original de Josep Solbes pero las nuevas escenas muestran unos juegos más actuales. Y no olvidemos a los actores: todos sensacionales hasta la extenuación. Y equilibrados con mucha fuerza cómica, además de bailar de maravilla.
Solamente pongo al montaje el mismo reparo de 1996: la multiplicidad de acciones en paralelo entre los personajes impide verlos todos. Sin embargo, esto es una virtud no solo por la gran resolución de una dramaturgia compleja, sino por cautivar al espectador para que vuelva a verlo.
La felicidad de los asistentes al salir demuestra que 'Ballant, ballant', ahora con la coletilla '30 anys', es un trabajo eterno y de los más sobresalientes de la historia del teatro valenciano. No está reñida la calidad con una concepción del teatro como servicio público a la ciudadanía.
Ojalá podamos ver un 'Ballant, ballat, 50 anys'.
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