Asalto a la CEV
A Navarro de nada le han servido los logros ante el acoso
El contubernio, o la maniobra si queremos suavizarlo, contra el presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Salvador Navarro, va a hacerse realidad el próximo ... jueves. De nada le han servido para cumplir su deseo de continuar los logros alcanzados durante estos ocho años al frente de la organización a nivel regional. Independientemente de la confabulación, quizá sería conveniente para este tipo de organizaciones -por supuesto, también para los políticos, de manera especial los presidentes del Gobierno- reflexionar sobre la limitación de mandatos.
Todos esos avances en la asociación empresarial han sido invalidados por la conchabanza entre las ansias de los oponentes en los círculos valencianos, especialmente desde la potente Federación del Metal, siempre los hay como decía aquel político de la Transición, Pío Cabanillas, «cuerpo a tierra que vienen los nuestros» y las tradicionales hostilidades alicantinas, con la colaboración desde el Palau de la Generalitat. Al menos así se percibe desde la parte damnificada.
Líbrame Dios de meterme en la batalla electoral de la CEV. Imagino que todos luchan por buenos objetivos y actuarán en defensa de los intereses de sus afiliados y del colectivo en general. Esa actuación deberá reconocer que, durante el mandado de Salvador Navarro, la CEV pasó de representar sólo a una provincia, la que él mismo presidió durante siete años, a ser el interlocutor empresarial único de toda la Comunitat, aumentando de paso la independencia económica de fondos públicos y con la apuesta por las aportaciones privadas. Además, en ese capítulo tan de moda, un avance decisivo en la igualdad, hasta el 42 por ciento, en la Junta Directiva.
Como decía más arriba, la limitación de mandatos debería ser una práctica habitual también en las organizaciones empresariales. El liderazgo prolongado, lejos de garantizar estabilidad, suele enquistar estructuras, desalentar el talento y perpetuar inercias. En España, tanto en la empresa como en la política, falta una cultura de renovación: se confunde la experiencia con la propiedad del cargo. Sin embargo, la alternancia oxigena ideas y refuerza la rendición de cuentas. Es cierto que los proyectos requieren tiempo para consolidarse, pero las 'poltronas' eternas acaban debilitando la institución. Todo poder necesita fecha de caducidad para seguir siendo sobre todo útil.
En cualquier caso, el relevo en la CEV tiene otras causas que han desembocado en la batalla por el poder. Unos, como es habitual, desean conquistarlo, para lo que hay que derribar al establecido. Otros, al parecer, piensan haber dado un paso más para tener una autonomía total y, a la vez, distanciarse de Valencia como ha sido tradicional. En eso, la Cámara de Comercio de Alicante, como siempre, ha estado siempre en vanguardia. Lo experimenté hace algún tiempo. Así es la vida.
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