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Fase agónica

Lo peor de Sánchez está por llegar

Viernes, 31 de octubre 2025, 23:29

Sánchez está acabado. Sin Presupuestos. Sin mayoría parlamentaria que le respalde. Sin poder pisar la calle. Acosado por la corrupción de su círculo familiar y ... político. Que no hubiera sido posible sin él permitirlo. Así que la situación sugiere un final precipitado. Aunque Sánchez repita que va a agotar la legislatura. Lo que no se cree ni él. Por mucho que esta semana nuevamente se haya exhibido como siempre. Fantoche y cínico. En el Senado. Con manifiesto desprecio hacia la Cámara Alta. En su comparecencia ante la comisión de investigación del 'caso Koldo'. Tan insultante como el falso tono lastimero que empleó en la sesión de control del Congreso. Cuando se cumplía un año de la terrible riada que asoló gran parte de Valencia. Realizando desde su escaño una muestra repugnante de doblez e hipocresía. Porque meses atrás -en el momento de producirse la tragedia- Sánchez abandonó a los valencianos. Una omisión de auxilio premeditada. Criminal. En función de un sucio cálculo político. «Si quieren ayuda que la pidan». La frase vomitiva que le perseguirá siempre. Miserable. Como la huida cobarde de Paiporta. Mientras allí permaneció el Rey. Compartiendo el dolor de los vecinos. Su justa indignación, legítima. Igual que tampoco se olvidará lo dicho por la Ministra de Defensa. Ruin. Aquello de «el Ejército no está para todo». Mientras -en cambio- miles de voluntarios acudían en auxilio de quienes se habían quedado sin nada. Y ahora además el Gobierno de Sánchez anda ralentizando la entrega de las ayudas prometidas a los afectados. Por esto -como por tantas otras causas- Sánchez tiene los días contados. Lo sabe. Y es capaz aun de cualquier cosa. En esta su fase agónica lo peor de Sánchez está por llegar. Seguro. Sin importarle para nada el daño que cause. Como el mucho que ya ha hecho. Por ejemplo, llenando de delincuencia extranjera los barrios obreros. Agravando los desequilibrios sociales y territoriales por sus pactos con los separatistas. Pisoteando el principio de igualdad. Aumentando los índices de pobreza y exclusión. Liderando la tasa de paro juvenil en el conjunto de los países de la OCDE y de la Unión Europea. Asfixiando a las clases medias y trabajadoras a las que cada vez les resulta más difícil llegar a fin de mes. Por la inflación disparada. Que está ya por encima del tres por ciento. Para colmo gastándose treinta y seis mil quinientos millones de euros al año en eso que llama «la transición ecológica». En vez de emplearlos en atender las verdaderas urgencias de los españoles. Vivienda. Sanidad. Educación. Empleo. En definitiva -por más que Sánchez se resista- esto huele a elecciones. España no aguanta.

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