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El francotirador

La dana, el gran fracaso de la política

Héctor Esteban

Valencia

Jueves, 30 de octubre 2025, 23:11

La riada del 29 de octubre de 2024 en la provincia de Valencia es el gran fracaso de los políticos y de la política. Al ... tomar distancia, a varios pasos del sentimiento y la visceralidad, se puede observar como nuestros gobernantes de distinto pelaje han prostituido la reacción, el dolor, el duelo y la reconstrucción. En su conjunto, desde todas las orillas del desprestigiado espectro político en el que vivimos, se ha usado la tragedia para un beneficio propio sin pensar ni en la desgracia ajena ni en el luto colectivo. Era todo mucho más fácil porque sólo había que fijarse en la lección que dieron todos aquellos, víctimas y voluntarios, el día de riada y posteriores: unión, solidaridad, generosidad, equipo, esfuerzo o empatía son algunos de los términos que han brillado por su ausencia en la gestión de esta tragedia. Entiendo perfectamente a todos aquellos familiares de las víctimas del 29 de octubre que dejaron su silla vacía en el funeral de Estado para no ser cómplices de un teatrillo político que no hace más que desvirtuar el duelo. Empezando por el principio, la situación del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, es insostenible con 229 víctimas en la carpeta y un relato que se tambalea cada vez que aparece una novedad. El problema del jefe del Consell no es la comida, que también lo es, sino su nula reacción cuando en Utiel se intuía que la inundación ya contaba con víctimas mortales. Un líder, más allá de la capacidad de decisión que le otorga la normativa, se hubiera desplazado a orillas del Magro para encabezar la reacción. Un hecho que le hubiera servido para exigir responsabilidades por la falta de información sobre el barranco del Poyo y que le permitiría estar un paso por delante los días del barro mientras el Gobierno de Sánchez seguía ausente. La comida con la periodista, que debería haber suspendido, no fue más que la continuación de su gran error, el de no ir a Utiel. A partir de ahí un relato inconsistente y con tantas versiones que resulta increíble e inaguantable. En el otro lado, Pedro Sánchez sigue sin mancharse las botas de barro con una estrategia que le ha permitido salir airoso e imponerse al relato, tan cierto como triste, de que dejó abandonado a los valencianos durante tres días. Salir huyendo nunca tuvo tanto premio. El frío saludo de ambos en el funeral simboliza, más que la distancia entre ellos, la decepción general ante, como dijo Virginia, que llegó desde Letur para remover conciencias, la situación general: «Es quien omite su deber a sabiendas de que su omisión pone en riesgo vidas humanas, quien comete el acto primigenio que deriva en sus muertes». Y ahí caben todos, desde los ausentes hasta los huidizos, incluso aquellos, o más bien aquella, que se arrogó un papel protagonista como Pilar Bernabé, que pintaba más bien poco entre los Reyes y las víctimas. Hay que saber estar. La dana ha dibujado una de las mayores infamias políticas de la historia de España.

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