El lavado de cerebro
Tenemos que educarnos en la posibilidad que nos ofrece el pensamiento contrario de cuestionar si pueden no tener razón «los nuestros»
FERNANDO MULASNEUROPEDIATRA. PRESIDENTE DE HONOR DE LA SOCIEDAD VALENCIANA DE NEUROPEDIATRÍA
Jueves, 27 de noviembre 2025, 23:36
Una de las formas de lo que vulgarmente se conoce como «lavado de cerebro» lo practica la Inteligencia Artificial (IA), mandando reiterativamente por las redes ... sociales noticias y asuntos relacionados con una temática de interés particular. Ello es más eficaz sobre las personas con poca flexibilidad cognitiva, que son más rígidos y resistentes al cambio, especialmente en lo referente a la política.
El proceso se pone en marcha de forma automática, mediante un bucle por el que se recibe principalmente información dirigida para que, sin apenas percibirlo, uno se acabe identificando con lo que le mandan. Por ejemplo si en un círculo de amigos enseñas un anuncio de lavadoras y habláis de ello, de repente empiezas a recibir anuncios de ofertas de lavadoras. Si eres de izquierdas recibes cantidad de mensajes en esa línea, pero apenas de la derecha, y viceversa, no vaya a ser que pierdan un posible cliente, léase votante.
De tal guisa respecto a la política uno puede acabar polarizándose sin apenas haber atendido con calma lo que opinan las otras partes. Algunos se dedican a hacer eco y difundir la propaganda de cuanto les llega unidireccionalmente, rechazando de plano cualquier otra tendencia, incluso mostrando hacia los demás una actitud de indiferencia con carácter supremacista. Así nos va, pues esa polarización a muchos jóvenes les trae al pairo, y al final decidirán lo que menos se espere de ellos.
Hay que tener miras de sentido analítico más allá de nuestros íntimos sentimientos y condicionamientos personales, llenos de emotividad y de impulsividad inevitable. Deberíamos trasmitir a nuestro entorno, a nuestras amistades, a nuestros hijos y a los que tengan nietos, que hay que escuchar, que hay que oír con benevolencia y que las decisiones tomadas de antemano son muchas veces inadecuadas por no haber sido meditadas.
Los mensajes de los órganos oficiales no deberían ser intimidatorios
Tenemos que educarnos en la posibilidad que nos ofrece el pensamiento contrario de cuestionar si pueden no tener razón «los nuestros». La verdad objetiva hay que analizarla tras las informaciones recibidas desde los distintos puntos de vista, asumiendo con firmeza lo que cada uno piense. No sentirse violentado porque la actitud que se tome pueda ser diferente de la que espera el grupo dominante de su entorno. Ejercitarse a ser valientes para mantener el tipo y por ello no aceptar ni tolerar que te miren de soslayo despectivo e intimidatorio, o que te tilden de extremista cuando no lo eres.
Este posicionamiento equilibrado choca con los fundamentalistas, que son los que a priori ya tienen decidida una posición ante cualquier hecho o acontecimiento político, como por ejemplo es ahora lo referente a la sentencia condenatoria del fiscal general del estado, comportándose de forma sumisa o jaleando la ostensible discrepancia del gobierno español criticando al estado de derecho que representa la decisión judicial. Estas personas apenas atienden a razones y no suelen cambiar de opinión a lo que les llega, por sus antecedentes de encasillamiento mental, de los poderes fácticos y de la IA a través de las redes sociales.
Pero mejor que incidir en los fanáticos de uno u otro lado, que apenas tienen ya remedio, es preferible hacer un llamamiento sobre la actitud que debemos tomar para dar ejemplo a nuestro alrededor, a nuestros amigos y familiares, para aprender a valorar la objetividad de los hechos sin actitudes predeterminadas. Que decidan por si mismos sin importarles una mirada despectiva, un comentario peyorativo o una sonrisa perdona vidas.
Los mensajes de los órganos oficiales no deberían ser intimidatorios, posibilitando que la opinión pública sea más objetiva y sin desmesurados condicionamientos partidistas. Evitaremos así las manipulaciones de la bipolarización extrema, que tantas incertidumbres y pérdidas de energía han supuesto para nuestra sufrida piel de toro.
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