Alertas vs. protección
No he escuchado decir a las víctimas de Letur o de Mira que García-Page es un asesino. Convendría rebajar el nivel de las hipérboles
FEDERICO BONETDR. ING. DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS. PROFESOR AD HONOREM DE LA UPV
Martes, 25 de noviembre 2025, 23:29
Cumplido largamente el primer aniversario de las inundaciones de octubre de 2024, tenemos una imagen bastante clara de lo que ocurrió desde el punto de ... vista del fenómeno físico. En resumen, la causa fueron unas lluvias de carácter muy extraordinario y muy concentradas en el tiempo y en el espacio.
Procede que sigamos con la reconstrucción, que todavía llevará bastante tiempo. Los daños materiales fueron enormes, y no digamos los personales, que aun tardarán más en paliarse. Junto a ello y como sociedad debemos extraer enseñanzas y que el próximo fenómeno meteorológico intenso, que llegará, nos encuentre mejor preparados.
Básicamente hay tres tipos de acciones de mejora que podemos adoptar. El primero se refiere a la ordenación territorial y comprende la planificación de usos, el establecimiento de zonas inundables y sus restricciones, las condiciones de las edificaciones, el mallado de las redes de transporte y de servicios, ... Es claro que se necesita una coordinación metropolitana de todas esas actuaciones.
La opción de retirar toda construcción de zona inundable, habida cuenta que se inundó toda la comarca, no es viable. No insistiré más en este aspecto porque me quiero referir a las otras dos acciones de mejora, que son las alertas y las medidas de protección.
En el análisis de lo ocurrido, parece claro que se pudo hacer mejor en ambos aspectos. Hay quien sólo parece verlo en uno de ellos. La polarización política que vivimos, junto al hecho de que se atribuye la responsabilidad de cada uno de estos aspectos a administraciones de signo político diferente, hace el resto.
No he escuchado decir a las víctimas de Letur o de Mira que García-Page es un asesino. Convendría rebajar el nivel de las hipérboles: no todo homicidio es un asesinato, como toda agresión sexual no es una violación. Deberíamos devolver el significado a las palabras, aunque sea para poder entendernos.
Se insiste mucho en la mejora de los sistemas de alerta, pero mi impresión es que no hay mucho margen. Un Sistema de Alerta Temprana, como el que existe en la Confederación Hidrográfica del Ebro, se basa en tres módulos. Un módulo hidráulico, en el que a través de un modelo físico-matemático y una vez que la gota de agua ha llegado al suelo nos predice por dónde va a discurrir y con qué velocidad. Estos modelos, aun dependiendo de factores como una buena planimetría, las condiciones del terreno, su rugosidad, su capacidad de infiltración, etc., son bastante aproximados.
Mayor incertidumbre tenemos en el módulo meteorológico. Los modelos actuales no tienen la precisión suficiente para decir con antelación que en Turís a las 16 horas van a caer 180 mm de lluvia en una hora. El aviso a esa hora de AEMET fue de un acumulado de 90 mm en 1 hora entre las 16 y las 18h. Esto no es un error o fallo de AEMET, es el "estado del arte" de la predicción meteorológica.
Es seguro que los modelos se van a ir afinando, pero aun veo lejano el momento en que se pueda hacer una predicción suficientemente precisa y, sobre todo, temprana. El tan mencionado SAT del Ebro se ocupa de cuencas en general más extensas y con precipitaciones no tan extremas, y una gota que cae en el Pirineo tarda varios días en llegar a Zaragoza; en el Poyo son dos horas.
He hablado antes de tres módulos en el SAT del Ebro. El tercero se refiere a la gestión de embalses, y donde no hay embalses, o sólo uno, no es preciso ese módulo.
Quiero decir con lo anterior que hay que mejorar los sistemas de predicción, recibir mayor información, reducir la componente humana, pero tampoco lo podemos fiar todo a la predicción y la alerta. La Confederación del Júcar ha licitado la adquisición de un Sistema de Alerta Temprana que mejore el actual SAIH, aunque hay quien opina que no son competencia suya los avisos hidrológicos.
Imaginemos que ya tenemos un sistema que nos avisa con tiempo suficiente, avisamos a la población y todo el mundo se pone a salvo. Bien. Pero ¿qué hacemos con los 8.000 millones (por decir algo) de daños materiales? Algunos de esos daños se podrían también evitar (como me dijo un amigo, daría tiempo a subir la tele al piso de arriba), pero el destrozo sería muy similar.
Junto a la necesaria mejora en los sistemas de alerta, hemos de implantar también medidas de protección, obras hidráulicas. Algún medio de comunicación llegó a titular que los sistemas de alerta son mucho más baratos que las obras hidráulicas. Afirmación muy cierta, pero que obvia que no son alternativas. Hay que hacer las dos cosas.
Para comprender la utilidad de las obras hidráulicas pondremos un ejemplo. En las inundaciones de 2024 hubo afectación a tres cauces diferentes con el mismo sistema de alertas (bueno o malo). En el Turia, con varias presas y el encauzamiento de la Solución Sur, hubo 11 fallecidos. En el Magro hubo 6 en Utiel y 9 aguas abajo de la presa de Forata. En el Poyo, sin ninguna protección, más de 200. Las obras hidráulicas salvan vidas.
Las obras se diseñan para un determinado caudal, pero no sabemos cuál puede ser el máximo. Se trabaja con probabilidades y no hay que olvidar que el riesgo cero no existe. Una obra de protección, aunque se supere su caudal de diseño, siempre protegerá más que si no hay nada.
Las zonas con riesgo elevado de inundación (no sólo el Poyo) son conocidas, aparecen en los Planes Hidrológicos y se han planteado soluciones para ellas. Me da la impresión de que hay quien considera que no hay que hacer este tipo de obras y lo cierto es que no se ha ejecutado ninguna de entidad en los últimos 20 años.
Y ahora que la triste realidad parece que nos dice que algo hay que hacer, recurrimos una vez más a eufemismos: Corredor verde por encauzamiento, que será revestido de hormigón o no en función de la velocidad que vaya a llevar el agua; soluciones basadas en la naturaleza, como si todos los diseños y cálculos no estuvieran basados en las leyes de la Naturaleza, que por viejas que sean siguen vigentes. Dejemos que los técnicos competentes hagan su trabajo y a cada situación le encontrarán la solución más adecuada, sin apriorismos ideológicos.
A uno le entra el síndrome de Penélope (o el más autóctono de la «faena del matalafer»), cuando ve que se empieza otra vez el proceso de redactar unos proyectos y una tramitación ambiental que se concluyó hace 15 años. Bien está si se hace con voluntad de sacarlos adelante y construirlos, aunque sea dentro de seis o siete años; más se tardó en ejecutar el Plan Sur que el año pasado salvó a la ciudad de Valencia.
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