Pérez Llorca tiende puentes
El primer Consell del nuevo president trata de recomponer el partido y de cerrar conflictos de la anterior etapa. Su estilo anuncia un periodo marcado por la moderación y el diálogo
Hay que fijarse siempre en los detalles porque muchas veces dicen casi tanto como el fondo de un asunto. Si el martes, Juanfran Pérez Llorca ... había prometido su cargo de president en Les Corts reiterando la petición de perdón a las víctimas de la dana, la escenografía del día después, cuando anunció su primer Consell, envía algunas señales de lo que puede ser su mandato. Con americana pero sin corbata, más formal, más 'popular', e iniciando su intervención en un valenciano que es de cuna, no aprendido. Que le sale natural. Acabando de un plumazo con el simplismo que trata de implantar la izquierda y el nacionalismo de que son los únicos que defienden la lengua autóctona. Un patrimonio colectivo que carece de ideología. Alternando con normalidad el valenciano y el castellano, el president dio a conocer su primer Consell. Un ejecutivo en el que claramente se ve su sello, su estilo, y que señala el arranque de una nueva etapa en la política valenciana.
Pérez Llorca estaba obligado a hacer cambios, a establecer una distancia con su antecesor. La traumática salida de Carlos Mazón a consecuencia de su actuación en el día de la dana hacía imposible el continuismo. Pero, además, el nuevo líder de los populares también afrontaba el reto de recomponer un partido que se ha visto golpeado, y en cierta medida resquebrajado, por el proceso de sucesión. La desafortunada maniobra de los presidentes provinciales al excluir a la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, como posible presidenta, dejaron heridas que convenía cauterizar cuanto antes. Los guiños de Pérez Llorca a Catalá son más que evidentes, con el nombramiento de la hasta ahora gerente de la Universitat Popular de Valencia, Mari Carmen Ortí, como nueva consellera de Educación y Cultura. Movimiento que lleva acompañada la inevitable salida de Juan Antonio Rovira, que pasa a Hacienda. Un cambio que también hay que leer en clave sectorial, por el enfrentamiento del hasta ahora responsable del departamento con gran parte de los agentes de la enseñanza. Incluso se puede interpretar en clave lingüística, pues Ortí domina el valenciano, lengua que no hablaba Rovira. El nombramiento de José Díez al frente de Presidencia, un área estratégica en cualquier gobierno, también debe incluirse en el listado de las labores de reconstrucción interna, al tratarse del marido de la concejala Julia Climent, persona de confianza de la alcaldesa de Valencia.
El president busca mejorar la gestión, así como saber venderla cara al exterior. Por eso sitúa a un buen comunicador, como es el conseller de Agricultura, Miguel Barrachina, como nuevo portavoz del Consell. Función que hasta ahora había desempeñado la vicepresidenta Susana Camarero, a la que mantiene en el ejecutivo y asigna una competencia capital en los próximos meses, como es la vivienda, el asunto que más preocupa a los jóvenes y que puede ser fuente de preocupación para los gobernantes nacionales, autonómicos y locales.
La principal labor a la que se enfrenta este nuevo Consell sigue siendo la reconstrucción de la zona afectada por la dana, donde la labor pendiente continúa siendo abrumadora. Ante este desafío se planta Pérez Llorca apelando a la necesidad de diálogo y de abrir una etapa diferente. El clima de crispación de estos últimos meses es insoportable para los ciudadanos. La justicia hará su trabajo en cuanto a la depuración de responsabilidades penales. A la política le corresponde debatir y gestionar, criticar y promover. Pero siempre desde la concordia y la búsqueda de consensos. Quien mejor entienda que esta es la única receta aplicable tendrá mucho terreno ganado.
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