Volver a hablar
La gente habla cada día menos entre sí a través del sistema normal; es decir por la boca. Lo sé, lo veo, no lo oigo ... y vamos a peor.
Ahora recuerdo el caso de mi amigo Julián. Nunca me paraba por la calle, si acaso una sonrisa y un adiós devenido en un Ciao, que resultaba más internacional y moderno. Siempre todo tiene que ser más moderno, más guay y molón- palabras que ya casi no se usan siendo de anteayer su invento.
Y me paró con cierta tensión emocional. Temía que me fuese a pedir dinero. No tengo. Lo estoy perdiéndolo con las criptomonedas, con libros y boletos de euromillón. Soy de los que compran diarios. Cosas. Será la esencia de lo profesional que dirían los que hacen catedra de esto de escribir. Estoy aterrorizado con tanto desastre. Me para Julián, me agarra de los hombros y me pregunta: ¿A qué no sabes que me ha pasado? Yo callo, escucho expectante. Mi hijo Julianín (siempre se busca cierta trascendencia poniendo el nombre de uno o de la madre/padre de la mujer de uno a ver si sigue una saga) mi hijo, sigue, ha dicho su primera palabra. «Pa-Pa» y le brillaban los ojos. Yo lo dudo. Creo que habría dicho «ma-ma», pero Clara, muy lista, le adornó el asunto al marido para darle empoderamiento, dicen ellas.
¿Qué me dicen de «Boomer» (¿persona desactualizada? ¿De «chill» estar tranquilo y en paz? ¿Eres «la cabra» el mejor de todos los tiempos?; este último vocablo lo han cambiado, españolizado mediante «eres el puto amo».
Entre los vocablos de Silicon Valley, la basura de la televisión y los «móviles» pegados a las orejas de todos los comensales en una comida familiar es urgente volver a hablar. Creo que empieza en la escuela y en la casa ¿No?
Me voy a una clase de «seniors» a oír.
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