De Parménides a Natti Natasha
Los socialistas se pasan el día nombrando a Mazón pero físicamente no le quieren ni ver, porque reunirse con un rival o alguien que te incomoda ha pasado de moda
Aveces me pregunto si los socialistas son fans de Parménides, que se preguntaba si hay existencia fuera de la gramática, o bailaron demasiado a ... Natti Natasha y Thalía, que cantan que «si no me acuerdo no pasó, eso no pasó». Ya sea desde los clásicos griegos o desde la mandanga latina, el eje de la filosofía es la existencia. La esencia, lo que somos y la nada. ¿Mucha densidad para el primer lunes de junio? Quizá. Aterricemos.
En el PSPV han convertido la pareidolia (cuando encuentras caras, siluetas de países o figuras de animalicos hasta en la sopa, por ejemplo en una nube, o sea, «ver una imagen o forma donde no la hay realmente») en Mazoneidolia. Es decir, que ven a Mazón a través de las paredes. El PSOE en Madrid está harto de que a su líder (Pedro Sánchez) le nombren y renombren y hasta inventen conceptos con su nombre (sanchismo, Su Sanchidad...). Sin embargo, los socialistas no tienen otra cosa que llevarse a la boca que a Mazón. Ayuso y el PP de hueso duro ya le han advertido a Feijóo que de Sánchez no se come toda la vida. Hay que ofrecer alguna cosilla. La izquierda valenciana debe refrescar propuestas de calado. La única que asoma es la de que Mazón se vaya. ¿Qué hora es? Mazón ¿Que la máquina de café no devuelve el cambio? Mazón. Si la juez dice tal, Mazón. Y si no dice, más Mázón. ¿Qué pasará si finalmente Génova reacciona? ¿De qué hablarán? De elecciones. En el PSPV están en el 'Volem votar'. Feijóo también lleva una buena temporada con eso. Quizá haría falta algo más. No me llames iluso por preguntar por la ilusión.
Sin embargo, a pesar de la Mazoneidolia, de nombrarle y aparecérseles en las nubes, no le quieren ni ver en persona, físicamente. Lo tildan de inútil, indolente, incompetente, desalmado... un villano sin categoría, presidente de tik tok para el que suena el tic tac... pero no le confrontan cara a cara, no le interpelan. Sánchez no le atiende. Ni una reunión. Nada. Siete meses de dana y no ha habido tiempo de una cita. Mazón sugiere que sea en el Palau, pero ni en el Palau, ni en la Moncloa ni en Palamós. Si se le pregunta a Morant dice que para qué. Ojo, con un pedazo de dana, que tiene todavía los pueblos pringosos de barro, que los que los pisamos todos los días percibimos esa película anaranjada que lo tinta todo por allí. Pues no. Reunirse Sánchez y Mazón, no hace falta, piensa Morant. Lógico. Es fácil suponer, por tanto, lo que piensa Sánchez si ella, que en la Comunitat es ministra, pero sobre todo es la líder de la oposición, tampoco exige una reunión, un careo con Mazón para reclamarle lo que considere. Y eso que es la aspirante, que debería ir a buscarle al centro del ring político para noquearlo.
A Mazón, además de nombrarle, hay que verle. No es sólo el rival de los socialistas ni un señor que al PSPV le parece un mal gestor y que debe dimitir. Pero hasta que no lo haga, y sobre todo si no lo hace, es el presidente de la Generalitat. Un poco de institucionalidad, por caridad. Y es cierto, la reunión sería tensa. Quizá ese sea el problema, que los cargos políticos e institucionales ya no quieren reunirse con nadie que les desagrade, que sea su rival o que piensen que no debería estar ahí. Pero está y es. Las instituciones se degradan por el modo en que se ejerce el cargo, sí, pero también por el modo en que se trata al cargo. Quizá en el PSPV mezclan a Parménides y a Natasha, y creen que si repiten el nombre de Mazón un millón de veces pero hacen como que no existe, hará chas y las puertas del Palau se abrirán para ellos en exclusiva.
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