Escudo y ariete
Susana Camarero se ha convertido en el principal activo y apoyo político de Mazón en estos meses, posiblemente el único entre los miembros del Consell
Decía el protagonista de 'Esencia de mujer' en su alegato final a favor de su pupilo que hay momentos en una batalla en los ... que la cosa se pone tan fea que la mayoría se arruga y muy pocos aguantan firmes. La ausencia de Mazón del Cecopi durante las horas más trágicas para la Comunitat durante este siglo es, en mi opinión, motivo suficiente para dimitir. No concibo qué prioridad política podía mantener al presidente de la Generalitat físicamente lejos del epicentro neurálgico de la gestión más importante que a esas horas y ese día podía llevar a cabo su Gobierno. También es cierto que no era ese día, ni el siguiente, ni ese mes, el momento de irse. Finalmente se quedó. Y ahí sigue, al frente de la Generalitat.
¿Y el resto del Consell? La reacción de un buen número de los miembros del Gobierno valenciano ha sido la de ponerse de perfil. A pesar de que tanto Mazón como su propio Ejecutivo se jactó de haber configurado «el Gobierno de los mejores», entre esas virtudes no ha estado, en muchos casos, la de poner la cara por su jefe. También es verdad que quien debe liderar a ese conjunto de altos cargos es, precisamente, el más cuestionado por su gestión. Todo son handicaps.
Así pues como decían en la película, llega el momento de retratarse. De aguantar en pie, de salir pitando o de meterse en la trinchera, que es lo mismo que ponerse de perfil. En política, como en el resto de ámbitos de la vida, no es habitual la inmolación. En ese punto solo parece haberse situado la vicepresidenta Camarero. En diciembre asumió la portavocía del Consell, ya que el papel adoptado por Ruth Merino durante ese momento crítico de la dana no fue el esperado por parte de Presidencia.
Camarero ya se había revelado como el principal soporte político de Mazón antes de la dana. Si acaso Nuria Montes parecía contar con el favor presidencial, pero su épica metida de pata al hablar sobre los familiares de las víctimas de la dana la situó en posición de salida, propiciada también por su escasa sintonía con un empresariado que había terminado por considerarla más como una intervencionista que como una aliada. Demasiado mando en plaza. Finalmente, sólo ha quedado Camarero, que también ha sido la única voz que le echó esta pasada semana un capote al síndic de Vox, José María Llanos, en ese exceso verbal cometido al generalizar sobre la afinidad partidista de las asociaciones de víctimas. Es obvio que, si entre los cientos de miles (cientos de miles, ojo) de afectados por la dana había personas militantes de Compromís y que, por tanto, están familiarizados con el activismo político o con el asociacionismo, no se iban a quedar callados y en casa cuando, precisamente, se quedaron sin casa. O sin familiares. Pero de todo hay entre los asociados y las asociaciones, y poco se le puede decir a la líder de una asociación que lleva una camiseta con la foto de su padre, ahogado en la dana. Hay que entender su dolor y apoyarla, no señalarla políticamente. Camarero, en esa misión de no dejar a Mazón solo, y tampoco a Vox, principal aliado del presidente, ha incidido en ese «claro perfil político» de alguna de las asociaciones. La vicepresidenta, que en momentos puntuales fue mirada con recelo por parte de algún miembro de Presidencia por considerar que pretendía volar sola, escoltada por los 'camareristas', se muestra dispuesta a ejercer de escudo y de ariete y quemarse junto a Mazón, que al fin y al cabo fue quien la puso en el Consell, algo que, por otra parte, también hizo con otros menos dispuestos al achicharramiento político.
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