Díez no es una cualquiera
La exmilitante socialista que ha provocado un nuevo agujero en la agenda política del PSOE no pasaba por allí de casualidad. Alguien la puso, y a dedo
Nada como desacreditar al personaje que te perjudica para intentar rebajar el daño que te pueda hacer. Para con Leire Díez, pero también con los ... rivales políticos o los medios de comunicación, con los testigos de cargo contra un cliente acusado de un grave delito o hasta con los colectivos que te aprietan las tuercas cuando estás al frente de alguna administración. Cuando el PSOE dice que Díez era una señora que ni pinchaba ni cortaba, en realidad no quiere calificar de menos su trabajo sino el potencial daño que pueda hacerle su presencia, su discurso, su acción o su omisión. El problema para los socialistas es que el argumento puede ser cierto o no, y en este caso puede ser más o menos verosímil. Y es menos porque hay antecedentes, indicios y actuaciones posteriores que lo indican.
Díez no es Ábalos, que no solo fue ministro sino la mano derecha de Sánchez en el partido. Ni Bárcenas, que era senador pero sobre todo era el tesorero del PP. Está claro que la señora no tenía un cargo orgánico de relevancia. Sin embargo, eso no implica que vaya por ahí por libre. Esa señora de la que usted me habla ha sido un peón de alguien. Por eso ha ocupado los cargos en organismos públicos que no eran ninguna tontería. Fue directora de relaciones institucionales de Correos, lo que supone un sueldo anual que ronda los 100.000 euros. Quien piense que esos puestos se regalan, no saben cómo se las gastan en los partidos. Su sucesora en el puesto venía de ejercer como directora del Departamento de Asuntos Nacionales del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. No era una 'chisgarabís'.
Conozco a personas que ocupan puestos de asesores de alto nivel en el Gobierno actual, de PSOE y Sumar, en organismos públicos y también a otros que participaron en cargos similares durante Ejecutivos anteriores, del PP. Los sueldos son buenos, acorde con el nivel de vida en Madrid, la mayoría de ellos por encima, muchos de ellos, de lo que cobra, por ejemplo, un presidente de la Generalitat. No es una bicoca, pero no está mal pagado. La mayoría de ellos eran profesionales que, o llevaban muchos años al lado del político y política al que ahora también acompañan en Madrid, o formaban parte de la estructura de asesores valencianos en los partidos. En algún caso, pocos, se trata de fichajes externos. Pero esas son raras avis. Así pues, son muy conocidos por sus partidos o por los altos cargos políticos que llegan al Gobierno. Pocas son las excepciones. En el caso de Díez, antes de estar en Correos fue durante tres años jefa de Comunicación en ENUSA, empresa pública vinculada al sector nuclear. Quizá de ahí le vino la traza radiactiva que ahora se ha fusionado y amenaza con reventar el núcleo irradiador de Ferraz. Una cualquiera, no era. Llevaba desde 2018 enlazando puestos en entidades públicas del Gobierno central.
Fontanera no sé, pero peón de alguien con muy buena mano en el PSOE, de eso no hay ninguna duda que sí, que Leire Díez era una peona como lo son la inmensa mayoría de profesionales que ocupan muy dignamente los cargos que ella ocupó previamente. No es descartable que se quedase sin padrino, o sin madrina, y de ahí que se echase un poco al monto. Tampoco es descabellado que continuase manteniendo vinculación con aquel o aquella que le hizo hueco en Madrid. Lo que está claro, lo reconozcan o no en Ferraz, o por parte de los altos cargos actuales del PSOE, es que esta señora no era una cualquiera ni pasaba por allí de casualidad. Fue elegida a dedo. Que no nos tomen por idiotas.
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